Casi 800 de bikers en la primera edición de la Marcha del Cocido de Quijorna (Madrid). Un éxito de convocatoria.
A las 10:00 h, el 16 de febrero, el primer domingo que amanece con buen tiempo después de varias ciclogénesis. Y la gente se la notaba con ganas de pedalear y de disfrutar de un gran día de MTB.
Primeros cinco kilómetros explosivos y complicados por charcos inmensos, barro y la subida al Mortirolo que nos conduce a la urbanización «Cerro del Alarcón» de Valdemorillo. Varios tapones y la dureza de la ascensión hacen que todos los participantes vayamos en pequeños grupos formando un largo reguero de bikers por el camino.
Atravesamos la urbanización y por una bajada por sendas estrechas, nos dirigimos a buscar el río Perales, con un caudal exuberante.
Cruzamos el puente romano -bonito de verdad- y nos enfrentamos a una nueva subida por unos estrechos senderos que están convertidos en improvisados arroyuelos por las últimas lluvias.
Primer avituallamiento, en el km 20 aprox., justo antes de cruzar la carretera que unen las localidades de Valdemorillo y Navalagamella. No paramos, ni mi compañero (J.M. Cuenca), ni yo, porque nos pareció muy pronto y seguimos consumiendo kilómetros de la ruta.
En esta zona, el firme ha mejorado sensiblemente, no hay barro y se rueda perfectamente. Rodamos por los alrededores de Navalagamella hasta cruzar la carretera que une esta población con Colmenar del Arroyo y cogemos un camino que asciende con dirección a Fresnedillas, donde, tras cruzar la carretera, cogemos una estrecha vereda paralela al río Perales.
Emocionante descenso que nos lleva hasta el nivel del río, para de nuevo ir ascendiendo y, tras cruzar de nuevo la carretera, dejar a nuestras espaldas Navalagamella y afrontar un rápido descenso en busca de los caminos del CYII de los tubos que vienen del embalse de Picadas.
Los estrechos cañones que ha formado el río hacen que tengamos descensos y ascensos muy empinados y, al terminar de subir uno de ellos, rompo la cadena.
La verdad, es que con tanta agua y tanto barro, las cadenas sufren mucho, pero pensaba que a mí nunca me iba a tocar tronchar una cadena –ésta ha sido mi primera vez-.
Me toca bajar el repechón y buscar ayuda subiendo a pie hasta el inicio de la bajada. Allí, un grupo de bikers espectadores de la marcha, afortunadamente, llevaban recambio para poder arreglar mi cadena. Pedrito, con enorme disposición, soluciona mi problema y me permite seguir en la ruta -chicos, me disteis la vida. Gracias-.
Entre el parón, la distancia realizada y el desánimo , no termino de volver a coger un buen ritmo que me permita ir rápido. Necesito el siguiente avituallamiento y se me hace eterno llegar hasta él, situado enel kilómetro 40 de la prueba,
De nuevo, estamos en la zona de Valdemorillo y los voluntarios que atienden el avituallamiento nos informan de que lo complicado ya está realizado. Como y bebo para reponerme y de nuevo me puse en marcha.
El terreno que nos queda hasta la meta es favorable. La bajada la hacemos rápido, pero de nuevo en las partes bajas, próximas a Villanueva de la Cañada y a Brunete, el barro es el protagonista del camino.
Eternos los últimos kilómetros, que los hago con las «luces rojas encendidas» y pasando aún a gente que estaba haciendo la ruta corta.
En definitiva, exigente prueba en lo físico y en lo técnico, tal y como estaba el terreno. Nos ganamos merecidamente nuestra ración de cocido.
Agradecer a Álvaro e Iván su ayuda para facilitar mi trabajo y esperar a la próxima edición para poder disfrutar de los paisajes, sendas y caminos que nos ofrecen los alrededores del río Perales.
Nos vemos por los caminos…
Podéis ver fotos de la prueba en la web: www.lamarchadelcocido.com