Como es costumbre, el fin de semana tocaba calzarse las botas y subirse de nuevo a la Saracén, en esta ocasión para conocer los montes más altos de Mondoñedo, acompañada una vez más por nuestra querida lluvia gallega. Por la mañana, el día parecía mostrar buena cara, y la temperatura era agradable, por lo que había esperanzas de que la jornada transcurriera tranquila. Al llegar a la Plaza de la Catedral, donde tendría lugar la salida, me comentan que va a tocar bajar un gran número de escaleras… las miro, y no lo veo nada claro; ya me ocuparé de ello cuando toque afrontarlas, paso de armarla antes de salir!
Unos 200 ciclistas se reunían ya en torno al arco de meta para ir tomando posición en los cajones, las chicas como siempre, en situación privilegiada en el segundo, y el resto repartidos según orden de dorsal. A las diez empezaba la fiesta, y la salida a tope como ya es habitual! Mis patas empiezan a quejarse y me voy quedando rezagada… esto no pinta nada bien! Y, por si el sufrimiento propio no era suficiente, en la primera subida se me cae el alma a los pies al comprobar que no voy a poder usar el piñón grande… esto sí que es grave!!! La causa, la cantidad de barro de todo este invierno, sumado a un cambio de cadena de última hora, que al engranar con los piñones desgastados no hace muy buena combinación. Asumo que no va a ser mi día, ya que por los comentarios, las subidas se las traen, y si sumamos la pesadez del terreno tras las lluvias de días anteriores… si consigo dar una vuelta al circuito, ya puedo darme por satisfecha.
Primera zona por sendero, embarrado a más no poder, donde los tapones son continuos debido a que las ruedas patinan en subida y en bajada, pero voy ganando posiciones y alcanzo a algunas chicas que también lo van pasando mal. Cojo un grupillo y vamos pillando un ritmo bastante bueno, pero mi mente está calculando si las piernas podrán aguantar las repechadas que nos esperan…
Tras unos 10 kms, empezamos a subir por carretera, un desnivel importante que me obliga a ponerme en pie de vez en cuando, y pronto volvemos a entrar en el monte para afrontar la subida larga de la ruta. El inicio se hace durísimo, debido a la pendiente y a la hierba del camino, que agarra las ruedas y limita el avance, obligándome incluso a echar pie durante unos metros. A continuación, la pendiente suaviza un poco, y consigo coger algo de ritmo, pero pronto vuelve a aumentar el desnivel para hacernos sufrir de lo lindo. De pronto, a mitad de la subida, empiezo a notar unos temblores y las pulsaciones se aceleran… una taquicardia muy oportuna que quiere sumarse a la fiesta! Bajo un poco el ritmo, que ya de por sí es bajo, e intento recuperar el pulso normal, pero no lo consigo hasta llegar a una pequeña bajada que me permite descansar un poco.
Ya solo queda afrontar el último tramo de subida, una pista de zahorra interminable, que nos llevará hasta el parque eólico de O Fiouco, a unos 700 metros de altura. En esta zona, el viento nos castiga, frenando el avance todavía más… voy subiendo a eses, debido a no tener el desarrollo adecuado; menudo dolor de patas!!! Lo bueno es que al coronar, comienza el descenso por pista rápida, para acabar entrando de nuevo en sendero y hacernos disfrutar de bajadas técnicas y divertidas…
Tras 33 kms, entramos en Mondoñedo, callejeando un poco antes de pasar de nuevo por la Catedral para iniciar la segunda vuelta. Decido seguir, ya que voy en cuarta posición, y ahora solo queda el tiempo de descuento, ¿no? Jajaja. Paso por meta, recojo un botellín de agua y, de repente, toca bajar las escaleras!!! Dudo si hacerlo, me coloco para bajar…y, en el último momento, me rajo!! Sopesando las posibilidades, mejor no asumir riesgos…había que acabar.
En la segunda vuelta, entramos por distinta zona al monte, evitando los primeros kms de asfalto, pero con un comienzo fuerte por una rampa de hormigón, que enlaza con un sendero embarrado a más no poder. Vuelvo a encarar el recorrido de la misma forma que en la primera vuelta, rodando con ritmo al principio y sufriendo de la mejor forma posible la subida… esta vez aún cuesta más, debido al cansancio acumulado y a los quejidos de la transmisión, que ya no aguanta el abuso en los piñones de arriba. Cuando corono de nuevo el O Fiouco me siento triunfante, ahora acabo si o si, solo toca concentrarse para no caer y entrar en meta después de tanto esfuerzo!
Gran satisfacción por haber completado la prueba, y seguir sorprendiéndome a mí misma! 4º posición, aunque eso es indiferente, estaría igual de contenta siendo la última, porque el esfuerzo habría sido el mismo.
Aunque debo reconocer que llevarse un trofeo a casa siempre hace ilusión… van tan caros!!! Jajaja. Dar las gracias al Club Ciclista 7 Voltas por el gran recorrido que nos prepararon, sencillamente IMPRESIONANTE!!! Y felicitar a todas esas féminas que luchan cada día por mejorar y vivir nuevas aventuras sobre la bici.