Tras un mes entero sin asistir a ninguna carrera, llegó la fecha de la Lalín Bike Race, cuarta prueba del Open Gallego de Maratón, donde las altas temperaturas serían las protagonistas durante la jornada. El domingo me levantaba temprano para desplazarme a Lalín, donde me reencontraría con todos los compañeros de batallas, que no se pierden ni una… Las ganas de competir eran nulas, más bien me apetecía disfrutar del recorrido y de la compañía, sin llegar a morirme en el intento. El calor desde primera hora incrementó la dureza de la prueba, ya de por si exigente, aunque los múltiples avituallamientos y fuentes en el camino harían que la deshidratación no fuera un gran problema.
A las 9:30 arrancábamos los más de 200 participantes, a un ritmo infernal, por no variar, con lo cual me quedaba rezagada en los últimos puestos, al no ser capaz de coger ritmo al inicio. Pronto, la pendiente se suavizó, con lo que pude empezar a alcanzar alguna gente, y las piernas empezaron a responder. El primer tramo, entre bosques de roble, se complicaba con los continuos tapones en zonas estrechas, y la cantidad de polvo levantada por los corredores, que nos dejaba ciegos por momentos. Múltiples surcos atravesaban el camino, por lo que mi ritmo de bajada fue bastante tranquilo para evitar caídas innecesarias. Más peligrosas resultaban la bajadas rápidas por pista de gravilla, donde más de uno probó el duro suelo, pero pronto se acabaría el bajar, e iniciaríamos el ascenso al Candán. Subida con inicio durísimo, por la pendiente casi vertical de sus rampas, aunque pronto se suavizaba y permitía coger un ritmo cómodo de pedaleo. Ya arriba, nos encontrábamos con un completo avituallamiento donde reponer fuerzas, para continuar llaneando un rato por pistas de parque eólico y luego descender durante varios kms. El último tramo de bajada me hacía sufrir un poco, por los continuos baches del terreno que fatigaron un poco mi mano…aunque eso no me impediría seguir adelante y continuar con este nuevo reto sobre ruedas.
Al rato de bajar, para que no nos resultase aburrido, nos deleitaban con una subida que yo pienso que ni las cabras son capaces de afrontar… cómo me gustaría ver a los jabalíes de cabeza trepando por esas piedras!!! Además, a esas horas, el sol caía a plomo sobre nuestras cabezas, haciendo más dura la interminable subida. Al rato, me encuentro con Silvia García, compañera de sufrimientos y gran amiga, y decido intentar seguir a su lado para hacer más llevadero lo que resta de carrera. Cogemos buen ritmo y vamos pasando gente, arrasando en cada avituallamiento que encontramos al paso…jeje.
Cuando llegamos al punto de cruce de ambas rutas, ya han pasado los primeros galgos, y en los kms restantes nos iríamos encontramos con varios velocípedos a los que facilitaríamos el paso. Todavía quedaba subir un rato, luchando contra el calor, pero los últimos kms serían un regalo, al transcurrir por senderos sombríos, donde el frescor nos haría revivir. Divertidísimo el último tramo por el paseo fluvial, con bajada por escalones de madera incluida… que subidón!!!
Ya solo quedaba el último esfuerzo y, por fin, entrada en meta cogidas de la mano; encantadas con el tiempo conseguido y además pasándolo en grande. Un gran día en la mejor compañía posible, y todavía quedaba la comilona final!!!
Dar la enhorabuena a los vencedores, en especial, al gran Javi Busto, que dio una lección magistral en casa, y felicitar a la organización por un evento de 10!