Juan Pedro Trujillo venció en la dura prueba de MTB que se celebró el pasado sábado 21 de diciembre en Navaluenga (Ávila). Las otras dos plazas del podium fueron para el local Paco Mancebo (segundo) y José Antonio Segovia (tercero).
Como es habitual, en la XVIII edición de este Premio MTB Navaluenga no faltaron el frío y el hielo, que, junto con los desniveles que hay que cubrir y los obstáculos naturales, hacen de esta prueba un auténtico examen para cualquier biker que se precie.
En esta ocasión y como el año pasado, coincidí con los chicos de la Peña Ciclista Lute Anguita, con Lute a la cabeza, que consiguió el primer puesto en M40, los manchegos Ángel Santamaría y Daniel Santos, y mi compañero José Manuel Cuenca.
A las 11:00 h estaba prevista la salida y se retrasó ligeramente por unas averías de última hora. Vuelta neutralizada por el casco urbano, pero a un ritmo y con una tensión desmesurada. Todos los que competían intentban buscar la mejor ubicación para cuando el vehículo que abría la carrera se retirara y se iniciara la salida oficial.
Los 150 participantes de todas las categorías, y muchos de gran prestigio, inundamos las estrechas calles que nos conducen hacia el río. Y, tras cruzar el puente, giramos a la derecha para ir a buscar la primera dificultad de la jornada con la subida a las Gorroneras.
Seguía como el pasado año, con muchas piedras en el camino, y fue allí donde cada biker cogió el billete para el tren que nos correspondía.
A mí me pareció que había más hielo y humedad que en la pasada edición, pero el terreno no estaba mal para rodar, quizás algo más resbaladizo en las zonas más húmedas, pero perfectamente ciclable.
De vuelta al casco urbano, afrontamos la siguiente dificultad de la jornada: la subida a las Pirámides. Una zona con parte del camino hormigonado, pero con unas impresionantes rampas. Allí es donde hay una gran afluencia de público, y con sus gritos de ánimo y apoyo se hace algo más llevadero el apretón.
Pero no hay descanso en esta prueba. Cuando superas la subida, afrontas una de las zonas más estrechas y técnicas del recorrido, para, tras un breve ascenso, llegar a la garganta de Aguas Claras, donde mi sombra (José Manuel Cuenca) se empapa completamente al caer al agua con su bici. Con el frío que hacía, decidió abandonar e intentar llegar al coche atajando para poder cambiarse de ropa lo antes posible.
A partir de ese momento, nos quedamos Ángel Santamaría y yo. Y comenzamos la bajada que nos conducirá a la pista de la ascensión de la Romería. Un puerto de montaña en toda regla. Coronas en cuanto pasas el camino que conduce a la ermita y nos lanzamos a por una senda estrecha, llena de hojas secas y bajo un tupido bosque de robles.
La bajada es tan intensa que tuve que bajarme unos minutos a recuperar las manos de tanto apretar los frenos.
Esos son los instantes que aprovecho para contemplar el espectacular paisaje y entorno que acogen a esta prueba de puro MTB. Para mi gusto, una de las más bonitas, duras y técnicas.
Poder pasear por pistas cubiertas de hojas secas, además de ser una agradable sensación, te proporciona toda una paleta de colores y texturas que en alguna otra estación del año es difícil de encontrar con tanta riqueza.
Superado ese descenso, el resto del camino es sencillo y transcurre muy cerca del cauce del Alberche. Hay que atravesar la garganta de Muñogrande a pie y enseguida empiezas a adivinar el casco urbano de nuevo. Una vez cruzado el puente del río, ves la pancarta de meta.
Al final, son 30 km muy entretenidos, con unos 1.000 m de desnivel acumulado que no te van a dejar indiferente. Son kilómetros duros, con zonas de mucha intensidad, con sendas y bajadas muy técnicas y donde la fría temperatura hace que sea aún más complicado todo.
La organización, muy cuidada. Son ya muy expertos. Bien señalizada la ruta. Y las zonas complejas, asistidas por voluntarios para indicar y ayudar si fuera preciso.
Agradecer a los amigos del Club Francisco Mancebo y al ayuntamiento de Navaluenga sus esfuerzos por sacar la prueba siempre adelante. Especialmente a su presidente, Juan Antonio, y a Carlos Grande, que me ayuda y facilita enormemente mi trabajo.
Si os apetece obtener la licencia de biker de los buenos, sin duda hay que probar, realizar y terminar una prueba como ésta.
Así que, estad pendientes para su próxima edición porque no podéis faltar.
Nos vemos por los caminos…