La ruta de mountain bike que hoy os proponemos discurre por uno de esos parajes que poseen una estacionalidad clara. Aunque cualquier momento del año es apto para ser visitado, en otoño es cuando lo encontraremos en su máximo esplendor, la luz se filtra entre las hojas amarillentas, dando lugar a un juego de colores ocres que bañan todo el entorno. Un espectáculo del que solo podremos disfrutar unas pocas semanas al año.
Este mágico lugar es el castañar del El Tiemblo, situado en pleno corazón del sistema central y perteneciente a la provincia de Ávila, se enmarca dentro de la Reserva Natural del Valle de Iruelas, dónde se refugian los castaños en busca de humedad y temperaturas más frescas, gracias al microclima que hay debido a la orientación de este pequeño valle.
La ruta en bici la comenzaremos desde el propio pueblo de El Tiemblo. Iremos en busca de una pequeña carretera que sube directamente hacia el castañar y la cual abandonaremos en la primera bifurcación que aparece justo al llegar a un aparcamiento, dónde en época de castañas se encuentra el control de acceso al castañar.
Dejaremos atrás la carretera y después de rodar unos metros por un firme de cemento rayado, comenzaremos a rodar por una pista ancha con rampas suaves, pero poco a poco comenzará a ganar en desnivel y en altura. Los zigzag de la ruta nos permiten ver bonitas panorámicas del valle del Alberche que se abre a nuestros pies.
El pinar comienza hacerse más frondoso, cuando creemos que hemos coronado, una curva cerrada nos hace ponernos de pies sobre nuestras bicicletas y pasamos de una temperatura cómoda y agradable a una zona de niebla que se va espesando al tiempo que la temperatura comienza a descender, ya estamos en las inmediaciones del valle de Iruelas. Podemos ver cómo avanzamos por media ladera, el fondo del valle queda a nuestra derecha.
Nos vamos encajonando poco a poco en el valle, nuestra vista solo alcanza a ver la densa masa de pinos y de helechos que cubren con un verde intenso las zonas menos pobladas de árboles, los castaños permanecen escondidos en algún lugar al cual parece que no llegamos nunca, el frío cada vez es más intenso y comenzamos a mojarnos.
De pronto tras una ligera bajada, damos una curva y aparece ante nuestros ojos una inmensa masa de castaños y de pequeños «Elfos» recolectores de castañas que aparecen de los sitios más inverosímiles. El sitio es increíble, la verticalidad de los castaños, los colores otoñales, y la alfombra de castañas nos invitan a adentrarnos y dar un pequeño paseo entre tan peculiar espectáculo en busca del castaño centenario que allí se encuentra, conocido como “El abuelo”, pero el frío y la gran cantidad de personas que allí se agolpan, nos hace de nuevo reconsiderar esta opción y volvemos a subir a nuestras bicicletas y seguir nuestro rumbo.
Quizás haya épocas del año en las que los colores no sean tan llamativos, pero seguro que merece la pena ir fuera de temporada alta y poder disfrutar de la soledad en la montaña acompañado de tu bicicleta.
Hay varias alternativas para regresar, nosotros optamos por la más rápida debido a la falta de tiempo que teníamos, pero también es la más fea, porque se baja por la carretera que dejamos de lado al principio de la ruta. Hay otra opción que permite bajar por el fondo del valle junto al río, mucho más bonito y entretenido.
Según descendemos la temperatura comienza a ser de nuevo agradable, tomamos un avituallamiento rápido en el pueblo de El Tiemblo y ponemos de nuevo rumbo a casa. Es una ruta sencilla y comoda, de 21 km de recorrido y con 400m de desnivel, apta para todos los públicos.
