Pulsa «Intro» para saltar al contenido

Crónica Gironès MTB Challenge 2018

Después haber dejado a medias la Gironès 2017 por problemas mecánicos no podía fallar a esta cita. Por segundo año consecutivo y para quitarme la espinita, Dr.Nectus de la mano de Iberobike estuvo presente en la Gironès mtb Challenge series by Klassmark.

A las 9 estábamos en St. Gregori, a poco más de cinco minutos de Girona, donde amanecía claro y soleado después de las fuertes lluvias del día anterior y aunque a priori parecía que iba a hacer frío ya sabía que íbamos a sudar.


78km y 1700m de desnivel (que acabaron saliendo 1950m) que desde el sofá de casa parecen fáciles. A que sí? Quién no se acerca a esas cifras cualquier domingo con su club?
Pues bien, cambia mucho el cuento cuando esas cifras son de pisteo cómodo o bien un sendero tras otro sin descanso, de subida y bajada, embarrado y en tensión para controlar el baile de la bici.
En fin, no me voy a adelantar.

A las 10am puntal arranca la carrera y como no he podido entrenar todo lo que me gustaría por temas de familia y trabajo, me tomo esta carrera con calma para disfrutar de la ruta, de los bosques de la zona y sus maravillosos senderos. Ya guardaba buen recuerdo del año pasado a pesar del percance pero madre mía, qué paraíso…
En esta edición se sale en sentido contrario al del año pasado así que nada más empezar vamos hacia el Llorà y Les Serres con unos kilómetros iniciales de pista donde me los tomo con calma esperando al compañero y dejando que todo el mundo nos adelantara.
Estos primeros compases son peligrosos porque la gente va nerviosa intentando adelantar todo lo posible para posicionarse bien a la hora de entrar en senderos y evitar tapones. Sí, la teoría está muy bien, pero hay que ir con ojo de no sufrir enganchones que ya las he visto de muchos colores y nunca acaba bien para nadie.
Van pasando los primeros kilómetros tranquilos (demasiado tranquilos) ya que tengo que ir levantado el pie para esperar al compañero que corríamos en equipo.

km22 – Oriol Batista

Por las lluvias del día anterior el terreno estaba perfecto en las zonas secas donde agarraba de lujo pero justo después te encontrabas un barrizal donde tenías que controlar el baile de la bici. Gracias a la organización por tener en cada avituallamiento aceite para engrasar la cadena porque entre tanto charco, barro y la tensión de las fuertes pendientes más de una hubiese petado.

Iban pasando los kilómetros, lentos pero pasaban, y cada vez veía peor a mi compañero. Lo había sacado de punto y ya sabéis que cuando pasas esa barrera demasiado tiempo no hay vuelta atrás. Llevábamos ya 35 kilómetros y aún quedaba mucho y como sobre 40 se volvía a pasar por St.Gregori me dijo que se quedaba, que no podía más y que siguiera yo. Por un momento pensé en quedarme con él pero sabía que me quedaría con mal sabor de boca como el año anterior así que como él estaba bien (cansado pero bien) decidí abrir gas y acabar.
Km35, ya nos habíamos comido gran parte del desnivel de la carrera y los picos más fuertes del perfil. Venía por delante una larga bajada y después 37km y unos 700m de desnivel. Fácil, verdad?
Confiarse era un gran error.

Km43 paro en el avituallamiento a meter algo de comida y bebida azucarada al cuerpo. Sigo.

El ir a medio gas durante media carrera me va bien para poder ir adelantando a muchísima gente que se ha vaciado al principio pero me huelo las encerronas que nos tendrían preparadas.

km45 – David Rueda Visuals

Sabía que no había largas subidas pero cada vez me costaba más, cada vez usaba los piñones más grandes y se me engarrotaban los muslos.
En el km55 llego a un nuevo avituallamiento donde vuelvo a parar a engrasar cadena pero sobre todo a intentar meter algo de combustible al cuerpo. Algunos corredores preguntan a la gente de staff cuánto queda y nos dicen que sólo 21km y unos 300m de desnivel. Menudo paseo, verdad? Qué largos se me hicieron…

Justo después hicimos un bucle de unos nueve kilómetros de un continuo sube/baja matador para las piernas, para acabar saliendo a veinte metros por encima del avituallamiento anterior. En ese momento, cuando vas fundido, con las piernas engarrotadas y al borde de las rampas, y ves que estabas tan cerca sólo piensas que “si llego a saberlo antes…” pero está claro que nos habríamos perdido unos bonitos senderos.
Cada vez se me hacía más largo. Noto la falta de horas de entrenamiento. Pero me voy marcando objetivos cortos, “llega a ese corredor que ves al fondo” – “vale, ya lo tienes! Mantente a rueda” – “coge aire y recupera” – “adelanta cuando puedas” y vuelta a empezar.

Y de esta manera llegué a Meta, finalizando los 76km y cerca de 2.000m de desnivel en un tiempo de 5h01’ de pedaleo, (5h30’ de carrera), marca fácilmente mejorable y muy lejos de los ganadores pero como he dicho antes, el objetivo era hacer un entrenamiento de calidad y sobre todo, disfrutar de los senderos. Como dije en mis redes sociales, esta carrera es de las que en acción estás deseando que se acabe por lo que estás sufriendo y en cuando llegas a meta y descansa cinco minutos se te planta una sonrisa de oreja a oreja de lo que has disfrutado. En el fondo somos algo masoquistas, cuanto más dura sea la prueba más se disfruta si consigues acabarla.

Espero que te hayan gustado mis humildes vivencias, ahora a seguir entrenando para las siguientes. Cada vez soy más fan de Klassmark.