Las mordeduras de serpiente a los ciclistas de montaña no suelen ser muy comunes, pero a veces son inevitables.
La mayor parte del año las serpientes están hibernando y solo se dejan ver cuando comienzan los meses más calurosos.
Puede ocurrir que circulando con nuestra mountain bike por caminos poco transitados y sobre todo en las horas centrales del día, nos topemos con alguno de estos animales en medio del sendero.
Si lo vemos a tiempo, basta con esperar a que se vaya o dar un rodeo para no molestarla y que esta se puede asustar.
Las serpientes no atacan al ser humano si no se sienten amenazadas.
Si pasamos por encima de ella, puede ser que nos llevemos un mordisco
Pero si por un casual no la vemos y pasamos por encima de ella o muy cerca con nuestra bicicleta, puede ser que nos llevemos un buen mordisco.
Y esto fue lo que le sucedió a Marshall Mosher, un ciclista que fue mordido por una serpiente, en este caso venenosa en Atlanta.
Con algo de pánico y miedo lógicamente, lo primero que hizo junto a su compañero de ruta, fue identificar a la serpiente, pues si no sabemos «marca y modelo», no podremos saber si en realidad es venenosa o no y qué antídoto se deberá utilizar.
Una vez identificada, si esta es venenosa, como en el caso de este ciclista, pues se trataba de una serpiente cabeza de cobre (diferente a la copperhead australiana), quienes se camuflan entre las hojas y son prácticamente invisibles, debemos llamar a emergencias.
El ciclista, mientras regresaba a su punto de partida llamo al 911, donde informó del tipo de serpiente, su localización y los síntomas.
A su vez, gracias a a tener Internet en su teléfono móvil, pudo conocer algo más sobre estos animales y su mordedura.
La mayoría de las copperhead americanas suelen morder como aviso (mordedura seca) para que te abstengas de volverte a acerca a sus dominios.
A su vez, el veneno inyectado es mínimo, rara vez suele presentar síntomas leves o graves.
Pero claro, como mantener la calma cuando te ocurre a ti…