Cuando una empresa cumple 175 años hay muchas causas, pero una sola razón, y esta habla, como decía D. José María de Arizmendiarrieta, de la capacidad de renacer y de transformarse. Una tarea en la que Orbea siempre ha puesto un empeño especial. Haber pisado los primeros el camino que hoy muchos recorren significa que la palabra futuro siempre ha estado en nuestro decálogo. El habernos empeñado siempre en entregar una empresa mejor que la que encontramos ha sido siempre nuestra guía.
Ser capaces de entender las necesidades de nuestros clientes y plasmarlas en forma de producto/ servicio excelente, útil y que transcienda es una de las claves. Hacerlo además de una manera rentable, idiosincrática y única es nuestro quehacer diario y el elemento que nos ha permitido llegar hasta aquí.
En la actualidad Orbea mantiene vivo ese espíritu de diferenciación, marcando nuestro propio camino, desde el profundo convencimiento de que únicamente la cercanía y la humildad proporcionan el conocimiento. Nuestros antepasados armeros siempre cultivaron el arte de la transformación y la manufactura cercana al cliente; nosotros hoy reclamamos esa cercanía como propia y reivindicamos la herencia de la industria europea de la bicicleta.
Herencia que con orgullo presentamos a través de productos diferenciados, definiendo nuestras reglas, haciendo realidad los sueños de un público experto, exigente y pasional. Un cliente que, como nuestro pueblo, contribuye a expandir día a día la leyenda del ciclismo.
De esta manera, solo sintiendo como muy propio lo que hacemos y teniendo muy claro de dónde venimos, logramos proponer algo tan diferente en un mundo tan global. Sabiendo además que en nuestra marca se integra ese gen artesano y emprendedor con la herencia del saber industrial europeo, donde las esencias de la bicicleta y del ciclismo tienen sus orígenes.
En Orbea nos definimos como un gigante que tiene la cabeza en las nubes y los pies en la tierra. Así somos, capaces de proyectarnos hacia el futuro desde la seguridad que te aportan unos buenos cimientos. Solo de esta manera es posible que tres siglos nos hayan contemplado hasta ahora, y así seguiremos porque después de haber pisado los primeros el camino, no queremos abandonarlo, y lo seguiremos recorriendo con los mismos valores de siempre, valores que hablan de historia, compromiso, conocimiento, innovación, transformación y sobre todo reinvención, permanente y cotidiana, mirando la misma realidad con diferentes ojos cada día.
Esa mirada que nos permite ver un poco más allá es la que ve un futuro apasionante, donde la bicicleta y el ciclismo están llamados a ocupar un papel protagonista, no solo en el mundo del deporte, sino también en el de la movilidad urbana. Ahí también nos encontraréis, poniendo en juego todo nuestro saber hacer, para conseguir que este mundo sea más amigable y sostenible.
175 años son muchos años, pero pasan como un suspiro cuando se viven con la pasión con la que los vivimos en Orbea.