Segunda edición de MYR Trillo DH. Un circuito prácticamente nuevo con todos los saltos, peraltes y el trabajo que llevan haciendo durante un año. Sigue siendo un circuito de mucho pedaleo, pero…, ¡bienvenido a la estepa castellana!. Una prueba donde se ha de tener un poco de cada cualidad para hacer buen tiempo.
Es físico, recortarás segundos en las zonas más llanas, los más amantes de las trialeras, podían poner a prueba sus suspensiones en las zonas rotas del final del circuito, y a los que llevan una rígida en el corazón, podían buscar empalmadas y lucirse en el fantástico salto de meta. Y también como siempre…, barro hacia casa, todo lo difícil tenía alternativa si no querías saltar.
Remontes donde no hacía falta esperar, y si algo no estaba en condiciones, la organización escuchaba cualquier comentario. Todo con nota sobresaliente. Hasta que llegó el Domingo, cuando la cosa dejó de estar en las manos de la organización. Tengo la suerte de haber estado en primera línea y saber que fue lo que realmente pasó o al menos lo que creí entender.
A las 9 de la mañana estábamos los más madrugadores a la espera de los primeros entrenos antes de la carrera y todo fluía con normalidad. A las 10:30 cerraron el circuito y esperamos en la parte más alta a que nos dieran la salida.
El orden que no llegaba, al preguntar que por qué no salíamos ya, la respuesta era «por que no estábamos todos los corredores arriba y faltaban por llegar camiones». Después de cuarenta y cinco minutos de retraso, por fin empezamos. El primero de los master40, salió a la orden dada por un teléfono móvil (gracias a dios que había buena cobertura).
Los tiempos, como suele suceder en cada carrera, había gente que se quejaba, pero esta vez la verdad es que hubo detalles curiosos, como el «Scratch» de la primera manga lo hizo un master 30 con nada más y nada menos que 0:oo:47. ¡ Qué contento estaba él!.
Dejando a un lado el tema de los tiempos (siempre en esta disciplina andamos quejándonos), la gracia vino al comienzo de la segunda manga, y el chiste (sin gracia), vino cuatro horas después.
Las listas se retrasaban al subir, tanto retraso como dos horas por reloj. Una servidora reconoce que si hubiera hecho la solana del Sábado, hubiera abandonado antes de tiempo, gracias que no hacia calor.
Cuando por fin se subieron las listas con el ordend de salida, estaban mal, los tiempo no estaban cuadrados, pero queríamos bajar, y ya nos daba igual el orden.
El público, mi adorado público, el que hace que me venga arriba y de un pedal más por ellos, se habían ido, el buen rollo del que siempre se habló, había sido sustituido por malas caras y malos comentarios. Y esto no había hecho más que comenzar.
Nuestro otro participante del equipo, Vicente Vivas tuvo una caída en la zona inicial y no pudo hacer una buena bajada, eso si, espectáculo no faltó:
Al término de la carrera, tuvimos que esperar tres horas de reloj para que la federación ordenara, calculadora en mano, la clasificación para dar los trofeos.
En la zona de acampada ya no quedaba nadie, los corredores sin podio se marchaban.
Y el broche final fue la lista que pasaron al speaker con los tiempos mal dados, gente que subía al podio que no les correspondía, y muchos más detalles que es absurdo seguir contando…
Concluir que es la mejor manera de faltar el respeto a la afición, a los corredores y las organizaciones, que tanta ilusión y empeño ponemos en esto.
Señores de la federación, es vuestro trabajo, a mí se me caería la cara de vergüenza esconderme detrás de una carpa durante horas y dejar que sea el organizador de la carrera quien de la cara delante de corredores y público.
Que caiga sobre vuestra conciencia y os entren pesadillas por no haberme dejado disfrutar de mi primer puesto merecido en una gran carrera.
Y podría hablar de los ganadores en las diferentes categorías, pero a día de hoy, aun es un misterio sin resolver…
Fotos: Susana Fernández / Joana San Román / Lucas Recasens