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¿Y dónde voy a aparcar mi coche colega?

Imagen de archivo.

Este título bien podría ser para una secuela de la película «Colega, ¿dónde está mi coche?», pero nada más lejos de la irrealidad.

El mundo está cambiando en muchos aspectos, y hay muchas personas empujando para que el cambio sea a mejor y el planeta no continúe en declive y a la deriva.

Pero tristemente, por el momento, parece que la gran mayoría de seres humanos no están a favor del cambio, o eso parece. Y no solo son reticentes al cambio, sino que hacen mucha fuerza para no perder sus supuestos derechos adquiridos.

Por si no lo sabías o no habías escuchado hablar de ello, la mayor parte del espacio público de las grandes ciudades está dedicado al coche. Al leer esto podrías pensar, claro, hay muchos y todo el mundo los utiliza. Pero la realidad es otra bien distinta.

El espacio público está ocupado por coches aparcados, que raramente son utilizados más de dos horas al día, y en muchos de los casos permanecen inmóviles, ocupando espacios de 2×5 los que menos durante días.

Hay otro gran porcentaje de vehículos que solo son utilizados menos de media hora al día: ir al trabajo, o a por los niños o al centro comercial.

Si vives en una ciudad, seguramente si te asomas ahora mismo por la ventana, verás algún coche circulando, y decenas de ellos aparcados a los lados de la calle. Esto es lo normal, y así nos parece.

¿No desearías ver a personas haciendo deporte, caminando o sentadas en bancos, niños jugando, árboles, bicicletas, y que el único ruido que escuchases fuera el de estos y el de los pájaros cantando?.

Abre tu mente, disfrutar de la vida no es tener un coche aparcado en la puerta de casa

Sí, nosotros también tenemos coche, y aparcado en frente de casa. Esto no trata de que no utilices el coche, ni de que no te compres uno, ni de que lo aparques fuera de la ciudad.

Vivimos continuamente rodeados de coches, respirando gases contaminantes, que aunque no los ves, están suspendidos en el aire continuamente.

Las aceras son tan estrechas que prácticamente no caben dos personas en paralelo.

La ausencia de jardines, parques y zonas infantiles brillan por su ausencia y son minúsculas.

Cogemos el coche hasta para ir a 500 metros de nuestra casa a comprar, o como dicen por ahí, para ir al gimnasio.

Tenemos el cerebro tan lavado y el coche tan metido dentro de nuestra cotidianeidad que cuando alguien trata de quitarnos uno de estos supuestos derechos adquiridos, entramos en cólera.

¿Porqué seguimos viviendo en ciudades donde el coche y la contaminación son los reyes?

Basta ver la que se monta cuando un ayuntamiento decide ensanchar aceras, o crear un carril bici y para ello utiliza el espacio de las plazas de aparcamiento de la vía pública.

Frases y suspiros como: «¿y dónde vamos aparcamos el coche ahora?«, «¡Yo pago impuestos y las bicis no!«, «¡Este ayuntamiento no piensa en sus ciudadanos!», ¡Mi negocio se va arruinar si los clientes no pueden aparcar!», etc, etc, etc…

No solo el aire está contaminado, la sociedad en si lo está. Y no es miedo al cambio, es que parece que se prefiere vivir en ciudades enlatados entre contaminación, ruido, atropellos y atascos.

Si eres de los que desearías que tu ciudad contase con más zonas verdes, que se pudiese ir caminando al trabajo, al parque, al super, o donde sea, o en patinete eléctrico, bicicleta o cualquier medio de transporte sostenible, cuando llegue el momento del cambio, y de que el espacio dedicado a nuestros queridos coches sea limitado, no pongas muchas trabas, pues al final te beneficia a ti y al resto de la sociedad.