Sean H. circulaba con su bicicleta el pasado 22 de febrero por mitad del denso tráfico de la ciudad de Melbourne, cuando de repente y sin ningún sentido, un peatón se cruzó en su camino intentando derribarlo de un patada. Cuando Sean se paró para increparle y decirle que lo había grabado todo, el peatón lejos de recular, siguió insultándole.
Ya no solo hay que preocuparse del conductor desquiciado, sino también del peatón lunático. ¿Estamos locos?