Yevgueni Valentinóvich Berzin, al que toda una generación conocimos como Eugeni Berzin, fue aquel ciclista rubio que apareció en mitad del reinado de Miguel Indurain, para disputarle el Giro de Italia de 1994. En aquella ronda italiana, todo hacía presagiar que había aparecido un superclase, que con tan solo 24 años, le disputaba cronos al mismísimo Miguelón e incluso le ponía en aprietos en las etapas de montaña.
Ganador de ese Giro de Italia de 1994, se enfundó la maglia rosa en la cuarta etapa y ya no se lo quitó hasta el podio final de Milán. Ese Giro, Miguel induráin hizo tercero, también por detrás de un prometedor Marco Pantani.
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A partir de de ahí, ¿qué pasó con Eugeni Berzin?. Quizás ya ese año 1994 fue más que exitoso con la clasificación general del Giro, no volviendo a destacar en ninguna carrera. El año 1995 se prometía como la consagración de aquel rubio ciclista ruso, que venía de despuntar en pista y que en 1993 dio el salto al profesionalismo de carretera.
Volvió a parecer que despuntaría en el Giro del 95, pero el hecho de que hubiera otro gallo en su corral (Pitr Ugrumov) del Gewiss-Ballan le bajó al segundo peldaño del podio, en favor de Tony Rominger. Ese año, llegaría al Tour de Francia para supuestamente dar guerra a Miguel Induráin, y tras un prometedor inicio, perdió 17 minutos en La PLagne y se bajó de la bici.
A partir de ahí, quizás ya tenía en mente montar un negocio de coches, que implica menos esfuerzo físico (sin desmerecer el esfuerzo mental de cualquier negocio). Aun así, en 1996 se llevó una etapa en Giro y Tour, para “desaparecer” de los primeros puestos de las grandes vueltas.
Desde poco después de su retirada, lleva un concesionario de coches y taller (Berzin Auto) en una pequeña localidad al sur de Milán. Y a juzgar por las últimas fotografías del fino rubio ruso, muchos de sus clientes no sabrán que ganó al mismísimo Miguel Induráin encima de una bicicleta.