Después de nuestro periplo ciclista por Sotres (Asturias), Lagos de Covadona (Asturias) y San Glorio (Cantabria) tan solo nos quedaba una única bala en la recámara antes de dar por finalizado nuestro viaje por los puertos Astur-Cántabros.
Material utilizado en el viaje:
- Bicicleta Orbea Avant M20i
- Bicicleta Orbea Avant M20
- Cascos Odin
- Equipaciones Etxeondo
- Zapatillas Catlike
Para este último puerto estaba claro que tenía que estar en Cantabria para guardar el equilibrio de 2 asturianos, 2 cántabros y teníamos varias opciones, pero mirando en diferentes páginas y foros de clubes cántabros vimos que había un nombre muy repetido, Portillo de Lunada. Los comentarios y las fotos no dejaban lugar a duda de que podría ser uno de los puertos más bonitos de la zona.
Esta vez pese a que guardamos la tradición de madrugar para que no nos pillase el toro entre fotos y vídeos pero la distancia entre el inicio del puerto y nuestro campamento base era relativamente corta. Nuestra ruta da comienzo en Lierganes, allí aparcamos la furgoneta y desayunamos en una cafetería que parece anclada en principios de siglo, a excepción de los precios que ahí sí se han actualizado a base de bien.
Tras el robo con tostada en mano, comenzamos a dar las primeras pedaladas, el día está algo cubierto y sopla un aire fresco que nos invita a ponernos el cortaviento.
El Portillo de Lunada es un puerto largo, en total 32 kilómetros con un desnivel medio del 4% y con picos del 10% y 12% y más de 1100m de desnivel acumulado lo convierten en un puerto de primera categoría.
La primera parte del puerto podemos encontrar bastantes zonas de sombra, según vamos ascendiendo la cantidad de sombra irá decreciendo hasta desaparecer, nosotros por suerte amanecimos con un día fresco y con bastantes nubes, asi que no tuvimos problemas de calor.
Hasta pasado el pueblo de Mirones, no hay ningún desnivel remarcable, solamente en las inmediaciones de Linto nos encontraremos alguna rampa del 10% .
Tras pasar San Roque de Rio Miera nos encontraremos un desvío, nosotros continuamos recto en dirección al puerto de Lunada. El asfalto cambia de forma radical, se nota que nos adentramos en una zona poco transitada, de hecho no nos adelantó ni un solo vehículo en toda la ruta, es una zona perfecta para montar en bicicleta sin tener que andar preocupado por el tráfico.
Hasta el kilómetro 21 el trazado es bastante rectilíneo, seguimos de forma paralela al rió Miera, pero llegados a punto este kilométrico, la carretera se pierde en un curveo constante, de hecho para los que no conocemos el puerto cuesta intuir por dónde nos va ha subir la carretera. Las vistas son impresionantes, nos encontramos en una zona totalmente distinta a las que habíamos dejado atrás, esta es una zona mucho más salvaje, las sensación es de auténtica soledad entre tanta cumbre.
Comenzamos a girar y sobre nosotros comienza a describirse lo que será la parte más dura de la ruta, la carretera va de un lado al otro de la montaña y gana en desnivel, echamos la vista atrás y vemos como vamos ganando altura.
Un viento gélido baja rápidamente al valle desde el portillo, nos abrigamos un poco más poniéndonos los manguitos y continuamos para arriba. Un rebaño de cabras nos saluda, habrá que tener cuidado en la bajada porque dejan la carretera sembrada de excrementos resbaladizos.
Llegamos al espectacular mirador de Cobalruyo, merece la pena detenerse y contemplar las vistas que desde aquí nos ofrece el valle, un sitio realmente especial.
Desde el mirador a la cima nos espera a tan solo dos kilómetros, pero una larga y empinada recta hará mella en nuestras piernas, seguimos hacia delante, ya puede intuirse el final del puerto y a nuestra derecha una caída casi vertical nos advierte que la bajada de este puerto debe de hacerse con sumo cuidado.
Una curva a la izquierda y llegamos al Portillo de Lunada, contemplamos el paisaje que se abre a nuestros pies con un verdor intenso, estamos cansados y hambrientos, solo nos quedan ganas y fuerzas para bajar de nuevo a Liérganes a comer y a comentar esta sorprendente ascensión que nos ha dejado un gran sabor de boca y un gran dolor de “patas”.
Puertos subidos:
