Sí, no es una broma, ya te lo comentamos hace algunas semanas en este artículo, en el cual pretendíamos adivinar si los precios de las bicicletas seguirán subiendo en los próximos años.
Intentaré no ser muy catastrófico, pero a veces cuesta disimular la realidad.
Y es que la realidad, por norma general, no suele gustar a la gran mayoría.
Hay más adivinanzas que adivinos, eso es un hecho, aunque de estos últimos, como un servidor, los hay a patadas hoy en día.
En pleno boom de la bicicleta mundial, como si de las acciones de una gran multinacional que cotiza en bolsa se tratase, algunos ya están apostando a mínimos, para sacar mayor rédito aún que en la actualidad con los máximos.
Recordemos, la mayor parte de los grandes fabricantes de bicicletas pertenecen a inmensos grupos de inversores. Repito por si no queda claro, grupos de inversores que solo buscan beneficios a corto y medio plazo.
Que los de arriba sean unos meros sacacuartos, con el símbolos de dólar grabado a fuego en cada una de sus pupilas, no quiere decir que detrás de una gran marca de bicicletas no exista un equipo humano que piensa por y para mejorar desde el material, a los propios ciclistas, o al ciclismo en general.
Las marcas, como empresas, también buscan el beneficio, pero un beneficio a cambio de un trato más humano pese a lo desorbitado de los precios en la actualidad.
A final de año hay que presentar cuentas, y si estas no salen, (traducido al castellano, si no se ha ganado más que en el ejercicio anterior), comienzan los recortes, o cosas peores.
¿Sobrestock?, ¿en serio Rick?
Una cosa es que la gráfica cambie de tendencia alcista y comience a desacelerar la subida de beneficios poco a poco, como ya le ha ocurrido al famoso grupo inversor Dorel Sport, quien durante el tercer trimestre de este mismo 2021, sus ingresos han bajado por primera vez en muchos meses.
Lee bien, sus beneficios han bajado, no que estén dando pérdidas.
Y otra cosa que no sigan ganando miles de millones cada trimestre vendiendo bicicletas y material ciclista. Aunque esta última vez los beneficios no han aumentado.
Para que exista un sobrestock de bicicletas nuevas, como algunos «illuminati» (no ofendelse polfabol!) ya han tardado en anunciar, primero se debería volver al sistema que se utilizaba hasta hace tan solo unos tres años.
Ahora, pese a que siempre hay unas previsiones de venta, básicamente se trabaja bajo pedido.
Estos pedidos antes eran asumidos únicamente por las tiendas, con las famosas programaciones que se hacían a comienzos de verano en las diversas presentaciones de medios y tenderos, pagando por adelantado en la mayoría de los casos.
Más tarde, antes de navidad, las bicicletas llegaban a la tiendas.
Entre medias, es decir de junio a octubre, aparecían las famosas «ofertas» de modelos anteriores (los del año presente básicamente).
Esas ofertas, como ya te contamos hace algún tiempo por aquí, iban a desaparecer.
Hablamos incluso antes del bicho y el boom de la bicicleta.
Ahora las tiendas no son las únicas que adelantan el dinero, también el cliente final
Esto suena algo mal, e incluso algún tendero se sentirá ofendido ya que él paga todo por adelantado al distribuidor de turno, y si tiene suerte, lo hace justo al recibir la mercancía.
Y aunque no hace falta ahora adelantar ningún dinero en principio, pues bicicleta que llega bicicleta que se vende, no debería existir el problema de hace años de tener en tienda el modelo 2017 sin vender, cuando ya ha llegado el modelo 2018 sin haber terminado el año.
De ahí las supuestas ofertas que había antes y después de navidad.
Ahora si quieres una bicicleta determinada, deberás al menos dar una señal, y en los casos con más suerte, la tendrás en tus manos en tres meses. Para muchos ese tiempo se duplica.
¿Qué pasará cuando la gente se canse de pagar millonadas por una bicicleta y las fabricas vuelvan a crear bicicletas al mismo ritmo que antes?
Son muchos puntos que tocar para cuadrar toda la ecuación, y realmente se complica cuando se escriben, pues al final termino por irme por los cerros de Úbeda.
En el campo recreativo, llámese mountain bike o carretera, la afición seguirá creciendo, a menos nivel que estos últimos años quizás, pero siempre habrá nuevos ciclistas.
Además, existe el plus de que tanto nuevos ciclista como los más veteranos, caerán en las redes de las bicis eléctricas tarde o temprano, por lo que el relevo de material se mantendrá.
En el sector urbano y bicicletas de ciudad, incluidas las eléctricas o plegables, el verdadero boom de la bicicleta aún no ha llegado.
Estamos a las puertas de un cambio radical en la gran mayoría de ciudades del mundo.
En España, salvo en contadas ocasiones, el modelo de transporte urbano sigue siendo el coche privado o el transporte público (incluyendo taxis, Uber`s o car sharing).
Falta que los dos puntos (uso de coche y uso de bici) se encuentren al mismo nivel.
Ese mismo punto podría ser cuando el abastecimiento del petróleo comience a hacer estragos, los precios del gasoil y la gasolina se disparen, y ya no sea rentable utilizar el coche para todo, incluido ir a comprar el pan o llevar a los niños al colegio.
Muchas personas saben que seguramente será así, y los que realmente manejan el cotarro, solamente están estirando la goma al máximo para que toda la tecnología e infraestructura de los coches eléctricos este lista antes de que llegue el cambio y puedan obligarnos a pasar por el aro.
¿Pero quién tiene dinero para un coche eléctrico que ni si quiera puedes recargar o mantener?
Si los diferentes gobiernos no estuviesen patrocinados por las grandes empresas petroleras y energéticas, el cambio a la bicicleta y el transporte sostenible sería radical.
Pero hay miedo, mucho miedo.
Por ello, la bicicleta en las ciudades está echando un pulso para luchar con dos gigantes, petroleras y eléctricas, además de con las mentes lavadas de las personas durante mas de 40 años de dominación del automóvil.
Si vives en una ciudad y quieres invertir en algo seguro, la bicicleta es caballo ganador, pero ojo, hay mucho más en la ecuación.
Subida de precios de las materias primas, los envíos y el monopolio asiático
No quiero alargar esto mucho más, pero existen otros factores que pueden alterar el resultado final y más en la industria de la bicicleta.
Uno de ellos es el precio de las materias primas y todo lo que las engloba, desde su extracción, pasando por su manipulación, transporte, y terminando por su reciclaje.
Hoy en día prácticamente todo, y más en el ciclismo, se fabrica en Asia o India.
Dependemos de ellos. Los retrasos no solo se deben a la gran demanda, también a que muchas fabricas cerraron por el bicho, otras son tan contaminantes que la presión de los gobiernos terminan por cerrarlas, y el resto no pueden conseguir las materias primas y materiales para seguir el ritmo de los pedidos.
Ellos tienen ahora todo el poder, se lo hemos dado, y solo los que más liquidez tienen pueden afrontar los costes actuales.
A su vez los envíos marítimos en contenedores han multiplicado su precio hasta cuatro veces su valor.
Si antes pagabas 2.500 euros de media, ahora el coste supera los 10.000 euros.
Es por ello que ya hay marcas de bicicletas que tienen cerrados los acuerdos para fabricar las bicicletas que veremos dentro de tres años.
Sí en 2024, y esto que sepamos, ya que alguna habrá que tendrá apalabrada la fabricación de sus bicicletas durante más años.
Lo normal hasta ahora era hacer pedidos a 12 o 24 meses vista, pero la demanda es tal que quien paga primero se lleva el gato al agua.
Esto quiere decir, que si pagas ahora lo que te van a producir dentro de tres años, estarás el primero de la lista, y si no hay materiales o fábricas disponibles, da igual que tengas el dinero en metálico para comprar, ya que los que primero han pagado, primero serán atendidos.
Después de esto, ya entraríamos en el fin de la humanidad y el apocalipsis zombie cuando no podamos pagar el petróleo, pero eso lo dejamos para el próximo Halloween.
Y recuerda, esto que has leído no es la realidad, es tan solo mi humilde realidad.
Por cierto, sí, la foto de portada son unas patatas que me comí anoche. ¡Pero asadas eh!.