Un año para recordar, así puedo definir la temporada del 2016… A pesar de ser una etapa difícil para mí en muchos aspectos, con un estado de forma mermado y con molestias en la mano, puedo decir que lo he aprovechado al máximo, disfrutando más que nunca de la bici y viviendo momentos únicos!
Con un extenso calendario marcado a principios de año, en Febrero añadía un nuevo evento que nunca jamás habría imaginado plantearme… pero una loca de trenza rubia me convenció y me uní a la aventura! Eso sí, no fue hasta dos semanas antes cuando empecé a sentirme inquieta por algo tan grande como es La Pedals de Foc Non Stop. Sin garantías de poder finalizarla, estaba decidida a intentarlo y sobre todo a disfrutar del especial fin de semana que me esperaba rodeada de buenos amigos. La odisea empezaba el miércoles 15, cuando emprendía viaje hacia Asturias para dormir en casa de Paula y partir de allí hacia Vielha al día siguiente. El trayecto en coche, en compañía de la loquilla y Germán, su compañero de batallas, se hizo muy ameno… demasiado, diría yo, jajaja. Con decir que salimos de Grado a las 10 de la mañana y llegamos a Vielha casi 12 horas después… Lo peor de todo es que se confirmaban los presagios de días anteriores acerca de la previsión del tiempo… lluvia a raudales y frío polar! Esto iba a ser muuuuy épico!
Al día siguiente, la idea era salir a rodar un rato y conocer el pueblo, que además estaba en fiestas y ofrecía un ambiente increíble. Hermoso el entorno de Vielha, y acogedoras sus gentes… La mañana despertaba soleada y con buena temperatura, así que todavía había esperanzas… aunque todo cambiaría a partir de la tarde.
Los nervios iban en aumento, y saber que ponerse al día siguiente era un enigma… colocar todo en la bici, luces, baterías, soporte gps,… y pronto para cama, que a las 3 tocaba levantarse! Caras cansadas en el desayuno, y tensión en el ambiente… la noche camuflaba un cielo oscuro y con ganas de descargar de un momento a otro. La salida, con muchos huecos vacíos debido al tiempo, estaba inundada de luciérnagas… cientos de ciclistas que esperaban a que dieran las 5 para aventurarse en la noche de Lleida! Inicio en subida para ir calentando, con poca lluvia por el momento, y entrada en el largo túnel de Vielha, con sus casi 6 km, donde la condensación y el exceso de ropa hacían sudar de lo lindo! La salida al exterior sería un auténtico infierno, con un torrente de agua que haría que casi 100 personas abandonaran la carrera. Menos mal que pronto nos adentraríamos en zona de sendero, con continuas subidas y bajadas, teniendo que echar pie a tierra en alguna ocasión… Al poco, bajada rápida y divertida, aunque resbaladiza debido a la lluvia, donde tendría que apearme de la bici en algún punto… y vaya sorpresa al ver al propio Luis Enrique, entrenador del Barsa, adelantarme en este descenso! Más adelante, compartiría unos kms con Unzué, su segundo entrenador; si es que el deporte genera diversidad!
Realmente, estaba disfrutando de la carrera, con un paisaje incomparable y un recorrido entretenido, aunque la sensación de cansancio iba en aumento… parece que meterle 3 ultramaratones en el transcurso de un mes no es bueno pa las patas!! Jeje. Pero daba igual estar una hora más sobre la bici, lo importante era seguir adelante y vivir esta experiencia… Tras coronar el puerto de Peranea, la bajada nos llevaba al avituallamiento de Les Esglèsies, donde me comentan que llega uno de los puertos más duros, el Coll D’Oli, y la verdad es que no mentían! El principio cómodo, aunque pronto llegarían rampas más duras que obligarían a luchar contra la gravedad y, casi en la cima, sería imposible seguir sobre la bici, ya que tocaría trepar por zonas rocosas que casi convertirían el BTT en escalada… Para más inri, de repente, la gran granizada! Me pongo rápidamente el goretex y todo lo que llevo en la mochila, pues las temperaturas parecen haber bajado 10º… y comienzo la bajada completamente empapada y debiendo cargar con la bici, pues es demasiado técnica y más en mojado. Las piedras parecen jabón, y provocan resbalones hasta caminando… pero lo peor llegaría una vez se enlazaba con el asfalto, donde la sensación térmica paralizaría cada uno de mis músculos y haría que todas mis esperanzas de acabar se fueran al traste.
Al llegar a Torre de Cabdella, en el avituallamiento, veo mucha gente con mantas térmicas, al borde de la hipotermia, algo parecido a lo que estoy sufriendo yo misma, y los abandonos son casi instantáneos… Parece ser que en el Triador está lloviendo y sus casi 2200 metros de altura pueden provocar una desgracia con estas temperaturas. Decidida ya a abandonar, un chico que espera a que le recojan me ofrece amablemente llevarme a Espot, gracias Feliciano por la ayuda! Así que espero resignada y con temblores a que llegue ese coche salvador. Pero, tras casi una hora parada, de pronto, como por arte de magia, el cielo se despeja y sale el sol… mis fuerzas vuelven a avivarse y me entra el gusanillo de seguir. Aquí es donde varias personas tratan de convencerme de que no es buena idea, que los Pirineos son engañosos y en cualquier momento podría caer otra tormenta… además de que estoy al borde del colapso, temblando y con los labios morados. Pero, como los ciclistas estamos hechos de otra pasta, salto encima de la Saracén y arrastro conmigo a Feliciano, haciendo pacto de que subiremos juntos para no quedarnos tirados en medio del monte.
Al principio, las patas se quejan, se han quedado entumecidas por el frío y el parón, pero el solecito consigue que se calienten un poco y me permite seguir adelante… La subida, con sus más de 12 metros, se hace tendida, aunque en las últimas rampas mi rodilla derecha empieza a resentirse… Aun así, estoy decidida a llegar a Espot, por lo que decido no forzar mucho y subir con calma. Parada a repostar en el avituallamiento, donde el viento helado me obliga a retomar la marcha rápido para no volver a enfriar, y toca bordear las montañas durante casi 20 kms hasta Portella Blanca. En este punto, mis fuerzas están al mínimo y el frío me deja casi sin aliento… pero solo falta bajar las pistas de esquí de Espot y esta guerra habrá acabado para mí.
Cuando distingo el arco de meta que separa la categoría plata de la oro, tengo claro que no voy a seguir, si de una cosa estoy segura es que “el día que deje de sonreír sobre la bici, dejaré de ser ciclista”, y hoy ya no me quedan fuerzas para enseñar los dientes. Hay momentos en los que la mente quiere, pero el cuerpo no puede, así que debemos usar la cabeza y saber hacer un stop… pero la promesa es clara: Volveré!!!
Dar las gracias a Feliciano por acompañarme durante esos últimos kms, y a su amigo Javi, por venir a recogernos y llevarnos a Vielha… os debo unas cañas!!! Y felicitar a todos los valientes que se enfrentaron a este reto, especialmente a los finalistas. Enhorabuena Brandán por demostrarnos una vez más que no tienes límites. Y también quiero dar la enhorabuena a Ramona Gabriel, gran vencedora en la prueba, a Clara Pirla, por su magnífico tercer puesto, y a las dos locas imparables, Paula e Isa, sois enormes!!!
Ahora sí que abandono la bici unas semanas… bueno, esa era la idea, aunque como esta crónica va algo retrasada, debo decir que las semanas fueron días, concretamente 3!!! Jajajajajaja. Si es que no tengo remedio!!!