Quién no recuerda aquellos años locos de la París-Roubaix donde los fabricantes de bicicletas y compantes ciclistas ingeniaban mil y un artilugios para hacer la vida un poco menos dura en la carrera denominada «El Infierno del Norte».
Horquillas de suspensión, amortiguadores traseros, cuadros con vainas que flexaban, doble cinta en el manillar, tijas y sillines con muelles, y un sin fin de inventos, la mayoría ya olvidados y en desuso.
La última tecnología en llegar a la París-Roubaix han sido las ruedas con bujes que permiten hinchar o deshinchar los neumáticos tuteles en marcha.
Por el momento, descocemos las estadísticas, pero el Jumbo-Visma, uno de los dos equipos junto al DSM que lo utilizaron ayer, fue de los que más problemas tuvieron con los pinchazos.
Aunque hay que decirlo, Wout van Aert, el más perjudicado con dos averías en sus ruedas perdiendo aire, fue uno de los ciclistas del Jumbo que prefirió no utilizar el sistema Kaps de Gravaa.
A la espera de las estadísticas del uso de sistemas de variación de presión en las ruedas de la París-Roubaix, a simple vista no parece que el experimento saliese bien del todo…
Quien sí lo llevaba instalado fue Crhistophe Laporte, quien también pinchó y perdió toda opción de estar delante. Habrá que ver qué fue lo que ocurrió realmente.
Volviendo Mathieu van der Poel, el flanante y merecido ganador de la París-Roubaix 2023, la única modificación visible en su bicicleta fue la de cambiar las cubiertas tubeless de 28c a 32c.
En concreto, el ciclista del Alpecin y su compañero Jasper Philipsen, segundo, utilizaron las cubiertas Vittoria Corsa Pro 32c.
Mathieu van der Poel corrió con la misma bicicleta con la que ha estado compitiendo en las diferentes clásicas de la temporada, la Canyon Aeroad CFR, que como su nombre y su aspecto indica, se trata de una bici Aero.
Para más detalles, Mathieu van der Poel no utilizó ni doble cinta en el manillar, ni tan si quiera guantes en sus manos.