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Los nuevos pisos deberán tener como mínimo 1,5 aparcamientos para bicicletas por vivienda

Desplazarse en bicicleta para cualquier tarea diaria es cada vez más común en muchas ciudades del mundo. Los edificios deberán adaptarse al cambio.

La bicicleta en las grandes ciudades no es una moda pasajera, han vuelto, y lo han hecho con más fuerza que nunca, y lo han hecho para quedarse.

Tanto es así que cada nueva calle, cada nueva vivienda, cada nuevo centro comercial y cada comercio, ya está pensado o está pensando en la bicicleta como medio de transporte para poder llegar a él, o en el caso de las casas, poder coexistir.

El futuro de las ciudades, de los municipios, los pueblos y las calles que los unen, pasan irremediablemente por la bicicleta como medio de transporte para poder desplazarse por y entre ellos.

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En algunos países del mundo ya existen leyes y normas que obligan a las nuevas construcciones a pensar en los ciclistas urbanos y en la bicicleta como medio de transporte principal.

Una de las medidas adoptadas desde hace años reside en tener 1,5 plazas de aparcamiento para bicicletas por cada vivienda.

El auge de las bicicletas eléctricas también está haciendo mucha fuerza en este aspecto, y muchos gobiernos son los que ya plantean que dichas plazas de aparcamiento deben contar con los puntos de recarga para ebikes al igual que para los coches eléctricos.

En este caso, la recomendación de la Federación Europea de Ciclistas es que al menos existan 1,5 puntos de recarga por cada diez estacionamientos de bicicletas estándar, pero la idea es que estos sigan aumentando según pasan los años y crece el número de este tipo de usuarios «eléctricos».

Adaptarse voluntariamente o por la fuerza

Cada vez son más los estacionamientos públicos para bicicletas, como en centros comerciales, estaciones de tren, metro o autobús, así como empresas privadas que facilitan a sus trabajadores el llegar al puesto de trabajo en bici.

Ya no solo se trata de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos o el medio lambien, también de ahorrar tiempo, dinero, y muchos quebraderos de cabeza futuros.

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Las ciudades que no se adapten al cambio de forma voluntaria se quedarán en el regazo y finalmente lo tendrán que hacer forzosamente, con las complicaciones sociales que ello conlleva.

El coste en muchos casos es mínimo, pues la inversión es menor que si de un aparcamiento para vehículos motorizados parara coches o motos se tratase, además del ahorro de espacio que supone.

Los beneficios de moverse en bicicleta, tanto para los quehaceres diarios como para ir al trabajo o la escuela pueden ser infinitos, y las personas cada vez se dan más cuenta de ello.

Además de las infraestructuras ciclistas para desplazarse con seguridad como puedan ser los carriles bici, tener donde candar o guardar la bicicleta de forma segura en todos los puntos de la ciudad es primordial.