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Los ciclistas pueden reducir en un 33% la inhalación de contaminantes procedentes del tráfico

Las ciudades más modernas del mundo con una clara visión de futuro están apostando por una movilidad urbana en la que el uso de la bicicleta debe ser la piedra angular.

Esto no es un hecho casual, simplemente el aire de las ciudades cada vez es más irrespirable, el calentamiento global es un hecho y en las ciudades no entran más coches.

La situación es critica en muchos entornos urbanos, donde los coches cada vez ven más penalizado su uso y la bicicleta toma el relevo.

Ya sea en bicicleta eléctrica, bicicleta plegable o bicicleta común, los diferentes estudios que se han realizado sobre movilidad, han demostrado que la bicicleta no tienen rival en los desplazamientos por la ciudad.

Los desplazamientos en bicicleta por la ciudad son más rápidos e infinitamente menos contaminantes que en coche.

El problema es que los ciclistas no son ajenos a los gases contaminantes que a día de hoy siguen emitiendo el resto de vehículos, y pese a que los beneficios que aporta el montar en bicicleta superan a los riesgos de la exposición a la contaminación, es importante saber que estos riesgos pueden reducirse drásticamente.

Un ciclista puede respirar el triple de contaminantes que un peatón por la ciudad, esto es debido a que circulan por la carretera pegado a los puntos de emisión, los tubos de escape de los coches.

Un estudio reciente realizado por la universidad portuguesa de Coimbra, ha llegado a la conclusión de que es posible reducir en un tercio la cantidad de gases contaminantes que respiran los ciclistas en los desplazamientos por la ciudad.

Cuando los ciclistas analizamos una ruta por la que desplazamos buscamos la forma más rápida de ir del punto A al punto B, de hecho las aplicaciones que se suelen usar como Google Maps analizan simplemente el tiempo destinado en el desplazamiento para encontrar la ruta óptima.

El estudio elaborado por la Universidad de Coimbra ha demostrado que si en ese análisis de la ruta óptima, se añadiese la componente contaminación y esfuerzo, los ciclistas respirarian un 33% menos de gases tóxicos tan solo incrementando la ruta en un 6 % de media.

Además este incremento del 6% en la distancia a penas tiene repercusiones en la variable esfuerzo del ciclista.

Este estudio está sirviendo para desarrollar una aplicación de movilidad ciclista que sea capaz de analizar el estado de la contaminación en las calles de la ciudad, y trazar en consecuencia la ruta óptima para el ciclista.

De esta forma los ciclistas no solo irán más rápido por la ciudad, sino que además respirarán mucha menos contaminación.