«Llaman a la puerta de mi casa». Wout van Aert tiene que lidiar con un nuevo problema, la fama

No solo aficionados acuden a la casa de Wout van Aert en busca de autógrafos o regalos, también van personas ofreciendo otro tipo de cosas, a cada cual más particular.

La fama se paga, pero no a cualquier precio.

No hay deportista de élite o profesional que no lo haya sufrido en sus carnes, y los hay incluso que han tenido que dejar el deporte por no poder o querer aguantar la presión mediática y de los aficionados.

Wout van Aert es uno de los ciclistas del momento, y con su espectacular trayectoria, su reconocimiento mundial va en aumento.

Así lo declara el propio ciclista del Jumbo-Visma, quien pensaba que su fama ya no podía ir a más, pero en los últimos meses ha llegado a puntos insospechados.

La gente llama a la puerta de mi casa, pero preferiría que me dejen tranquilo

Wout van Aert

A su 28 años, las tres últimas temporadas ha despuntado aún más en ciclismo en bicicleta de carretera.

Antes, su reconocimiento, al menos de masas, se centraba en Bélgica, su tierra natal.

Tras sus triunfos en las grandes clásicas y las etapas conseguidas en el Tour de Francia, Wout van Aert ha notado que el número de aficionados que le siguen en todo el mundo han aumentado considerablemente.

Algunos ciclistas, cuando se convierten en el foco de prensa y aficionados, deciden cambiar su domicilio

En declaraciones al diario belga Sportza, el ciclista del Jumbo-Visma no parecía muy contento con el auge de su fama:

«Sucede regularmente que la gente llama a mi puerta, incluso semanalmente. 

Llaman con un pedido especial: para una firma de suéteres o organizan algo especial.

Todos tienen su historia única y lo entiendo, pero no siempre es fácil.

Prefiero que me dejen solo cuando estoy en casa.

Todavía me sorprende a veces. Solía ​​ser conocido en ciclocrós, pero ahora va mucho más allá de Bélgica.

Tal vez no en todo el muno, pero sí en toda Europa y eso siempre es una sensación especial. 

En el extranjero tuve la sensación de estar ‘a gusto’ durante mucho tiempo, pero de repente también me reconocen allí.

Como ciclista, aprendes que es parte del juego tanta atención, y trato de lidiar con ello a mi manera y ser amigable, si es posible.

Pero noto que me he vuelto mucho más asertivo al respecto. 

Creo que no tengo que hacer algo o si creo que están entrando en mi esfera privada, lo dejo claro”.

El caso más sonado ha sido el de Tom Dumoulin, quien abandonó el ciclismo profesional por problemas psicológicos con la fama entre otros:

Muchos otros ciclistas de fama mundial han cambiado sus residencias, incluso de país, para estar un poco más tranquilos, tanto entrenando como cuando descansan en sus casas.

Por el momento Wout van Aert no está pensando cambiar de casa como sí lo ha hecho Remco Evenepoel, mudándose a Alicante por largas temporadas.

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