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La Ruta de las Caras y la Ermita de los Desamparados

Durante la tan temida ola de calor del mes de Agosto, que nos achicharro a los que la sufrimos hasta el alma, decidimos hacer una ruta por algún lugar que nos permitiera en caso de incendio corporal poder darnos un chapuzón “in extremis”.

Tras barajar varias opciones, finalmente optamos por ir a Cuenca, concretamente a la zona de la Sierra de Altomira dónde se encuentra el pantano de Buendía. Pensamos en hacer una marcha sin mucha exigencia física dado que las temperaturas que se estaban registrando, eran para pensarse tan siquiera salir a la calle.

Esta ruta parte del pueblo de Buendía en dirección a la Ruta de las Caras, y tras hacer el recorrido de dicha ruta, volvemos de nuevo en dirección Buendía tomando rumbo hacia la Ermita de los Desamparados.

Dicho así parece una ruta sin mucho aliciente, pero no es así, la ruta es realmente espectacular. Nos sorprendió gratamente el camino que te lleva hasta la Ruta de las Caras, tiene unas bonitas vistas del pantano, pero lo mejor son las propias esculturas que hay en la Ruta, son una ventena de esculturas esculpidas sobre la roca viva. Un sendero te va llevando de escultura en escultura, a cada cual más sorprendente. Llama especialmente la atención, la magnitud de algunas de ellas, el trabajo que han tenido que hacer para conseguir ese resultado final, a tenido que ser de aúpa. El recorrido va prácticamente todo el rato en sombra, lo cual nos vino de perlas, para poder parar tranquilamente a echar fotos y disfrutar del espectáculo pétreo.

La senda que llevamos va en paralelo al pantano, con lo cual las vistas están aseguradas. Es un recorrido muy aconsejable para hacer en familia, ya sea a pie o en bicicleta.

Una vez que terminamos de ver todas las esculturas, tomamos de nuevo rumbo a Buendía, pero esta vez por otro camino, plagado de campos de girasoles, que se encontraban en ese momento totalmente atentos a los movimientos del astro rey.

Una vez que llegamos a Buendía tomamos la carretera que lleva a la presa, posiblemente es la parte menos llamativa de la ruta, pero en cuanto pasamos la imponente presa, nos introducimos por un encajado valle que nos lleva en dirección al embalse de Bolarque. El camino por el que vamos hora es una pista rodeada de verticales paredes, y un importante caudal de agua a nuestra izquierda. Según vamos avanzando nos iremos encajando más.

Tras una pronunciada subida y posterior bajada, llegamos a un área recreativa muy bien cuidada, y próxima a ella se encuentra la Ermita de los Desamparados, totalmente mimetizada con las verticales paredes de caliza anaranjada del cañón, ya que esta construida bajo una impresionante panza de piedra, aprovechando una hendidura de la pared.

El entorno es realmente precioso. No es raro ver gente bañándose o haciendo una excursión en kayak, se respira tranquilidad por los cuatro costados.

Un bonito sitio para repostar, refrescarse y tomar de nuevo el camino de vuelta. Es una ruta como hemos dicho sin mucha exigencia física, pero con unas vistas y un entorno natural que bien merecen la pena ser visitados.