Esta historia está basada en hechos reales, aunque los nombres que aparecerán a continuación son ficticios para proteger la identidad de sus protagonistas.
Como es costumbre, en nuestra cuenta de correo electrónico general entran todo tipo de emails: Notas de prensa, proposiciones de matrimonio decentes (alguna indecente, también hay que decirlo), nuestra sobrina americana pidiendo ayuda para cobrar la herencia millonaria de un hermano del que nos separaron al nacer y que no conocemos. A veces nos escribe nuestro tío militar que vive en Afganistán y nos recuerda que tiene unos lingotes de oro enterrados que no sabe muy bien que hacer con ellos, o en el caso de ayer sábado de madrugada, cuando recibimos un inusual correo electrónico de un surfero indignado, ya que no le dejan ir a trabajar en su tabla de surf mientras que a los ciclistas sí.
Todas estas situaciones son reales, y a más de uno os sonarán si os manejáis con el correo electrónico a menudo, pero quizás la última no sea tan común.
Es por ello que nos centraremos en esta, la historia del pobre surfero al que no le dejaban ir al trabajo en su tabla de surf durante el Estado de Alarma.
Para poneros en situación, este relato viene a raíz del famoso cartel de la Generalitat de Cataluña en el que aparecía un manillar de una bicicleta partido en dos y con un claro mensaje. En en uno de los extremos del manillar habían colocado un respirador automático, de esos que tanta falta nos están haciendo estos días.
Sobre la imagen de la bicicleta/respirador rezaba el siguiente texto (hablamos en pasado porque la imagen fue borrada de la cuenta de Twitter de la Generalitat a las pocas horas debido a las críticas):
«Ahora no toca. No es momento de bici, se responsable.»
En algún que otro comentario, otro usuario, ciclista para más información, decía que el cartel no se dirigían a los ciclistas que se desplazan en bicicleta, si no a los ciclistas de carretera o de montaña.
Pero a eso nos referimos en dicho artículo con la criminalización hacia el ciclista.
Primero que se habla de la bicicleta, no de un determinado gruoo de ciclistas en concreto, y segundo que no se ven muchos carteles que hagan referencia a conductores, patinetetes, senderistas, cazadores, o cualquier otro colectivo social diciéndoles que no es momento.
Si al menos se hubiese especificado a qué tipos de ciclistas iba dedicado. Pero aún así, es un ataque directo, como tantos que hemos visto estas semanas, a los que nos desplazamos en bici, para lo que sea.
Puede que en estos momentos estés comenzando a preguntarte que tiene que ver todo esto con el surf, pero debíamos de ponerte en situación.
El email del supuesto surfero, venía con un claro «asunto de mensaje«:
«Generalitat prohíbe»
En nuestro artículo sobre el famoso cartel de la Generalitat de Cataluña, no se nombraba la palabra prohibir u otra acepción similar en ningún momento.
Sencillamente se hacía eco y a la vez se volvía a criticar el acoso que sufren muchos ciclistas urbanos a la hora de desplazarse en bicicleta, acentuado en gran medida durante el Estado de Alarma en el que nos encontramos.
Basta con leer los comentarios de los Tweets que aparecen al final de este artículo, para darse cuenta de que no son casos aislados. Está bastante generalizado el acoso/odio al ciclista y lejos de promover el uso de la bicicleta ahora más que nunca para evitar contagios por parte de las autoridades competentes, se sigue estigmatizando, como en el caso de la Generalitat.
Otros, sencillamente ni se pronuncian, ni a favor ni en contra, como si el transporte en bicicleta no existiese o no interesase en España. Incluidos medios ciclistas nacionales, que lejos de mojarse y recibir críticas (aunque siempre hay críticas hagas lo que hagas), siguen vendiendo la montanbain o la bici de carretera de ensueño ajenos a la realidad de nuestras calles y los ciclistas que quedan en ellas estos días
Pues volviendo a nuestro surfero favorito, y tras su «Asunto de mensaje» alarmante, nos contaba su indignarte situación en el cuerpo del mensaje:
«Sois una pandilla de subnormales ahí os quedéis solos en el mundo de hoy. Bicicleta prohibida pues claro que si y yo hago surf subnormal però me quedo en casa.
Enviat des del meu telèfon intel·ligent Samsung Galaxy.»
Podríamos analizar palabra a palabra de estas tres matadoras frases. Tan solo tres, ya que no había ni tan si quiera un saludo ni despedida. Qué maleducado.
Pero nos quedaremos con una sola palabra de todo el mensaje, «intel·ligent«.
Para lo demás, ya tu sabe…
¿A dónde quiero llegar con el tema del surfista?
Como bien podrás haber comprobado en estas tres semanas de confinamiento, las redes sociales están que arden. Ahora más que nunca.
Muchas personas que se encuentran en casa sin poder trabajar o hacer vida fuera, algunas cabreadas, frustradas, y más «adas» que quieras añadir, y están con el teléfono móvil, la tableta o el ordenador personal continuamente recibiendo información de todo tipo de un lado y del otro.
Cada cual tiene sus emociones, sus creencias, sus gustos o sus aficiones, y algunos hasta su sus pensamientos, faltaría más, pero pocos se dan cuenta de que todo lo que fluye por Internet, y más en las redes sociales, no tiene porqué estar hecho para ellos, ni tienen que estar de acuerdo con todo, ni gustarte cualquier cosa que te aparece entre las cinco (algunos más) pulgadas de tu smartphone.
Es más, pocos se dan cuenta de que lo que aparece en sus pantallitas «intel·ligent«, se escapa de lo que ellos realmente desean ver en ellas.
Caso a parte son los que comentan solo por el título o la foto de portada de forma compulsiva. ¿Desde cuando un título tiene que ser reflejo de lo que se reproduce en un texto, vídeo, o fotografía dentro de un artículo o un libro por poner algún ejemplo?
Todo en las redes sociales está controlado por un algoritmo que no solo analiza lo que posiblemente quieras comprar para bombardearte con publicidad, sino que te muestra las noticias que otros (los que pagan) quieren que veas continuamente.
Muchas veces, únicamente quieren que veas determinadas cosas o temas para ponerte de más mala ostia y seguir creando crispación social.
Entre medias, lógicamente, el algoritmo te muestra algo con lo que tú estás de acuerdo y te sientes identificado. Una pildorita para que no te cuestiones porque ves tanta «mierda» continuamente.
El odio generalizado que se desprende estos días en Internet, viaja por la red multiplicandose exponencialmente apareciéndose en cada pantalla de cada ciudadano y cada segundo. Una verdadera pandemia que se va agudizando y extendiendo cada vez más con el paso de los días, con temas como la política normalmente a la cabeza.
A veces me cuestiono historias conspiranóicas, que también se agudizan con el tema sobre el que algunos están bombardeando del 5G y el coronavirus.
Algo de razón deberían tener, ya que no es normal, y ya no solo el odio generalizado, sino la capacidad de muchas personas de razonar ni tan si quiera lo que ellos mismo dicen o escriben en comentarios, Whats app, etc.
Nuestros cerebros alimentarán las inteligencias artificiales del futuro. Eso si que da miedo…
Se habla de que estamos en el paso intermedio para el control total sobre la población, y no mediante porrazos o leyes severas, sino a través de los teléfonos móviles y los aparatos inteligentes que o bien llevamos encima cada día o utilizamos en casa, en el trabajo o en la misma calle.
Esto es solo una explicación «lógica» (no se como definirlo) a los comentarios y actitudes que se pueden leer a diario en cualquier red social o página web.
¿Antes de la era de Internet también eramos así?
Puedes saber más sobre el tema de la tecnología 5G y el control de la población en este vídeo:
Creo que en algún rinconcito de nuestros cerebros, aún queda algo de racionalidad, al menos de momento.
Así que querido surfero, que por cierto parece que trabaja en La Corporación Catalana de Medios Audiovisuales, pues el correo recibido pertenece a ese dominio (ccma.cat), querido surfero, lamentamos que no pueda ir a salvar vidas ni atender las necesidades básicas de la población española con su bonita tabla de surf, cosa que sí hacen muchos ciclistas que se desplazan a su puesto de trabajo cada día pese a las críticas y ataques contínuos.
¿O quizás le hemos juzgado demasiado pronto y tiene una tabla de surf con ruedas a pedales?