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La bicicleta que más uso me costó 70€

No, esta bonita bicicleta Ladybird es es mía, pero bien podría serlo. ¿Cuál es la bicicleta que más usas de las que tienes?

El ciclismo se ha convertido en un deporte elitista, donde el aparentar, aunque sea para nuestro propio ego, es uno de los principales motivos para tener una u otra bicicleta.

Aunque este aspecto del ciclismo ha existido siempre, el auge de las redes sociales no ha hecho sino acelerar y aumentar el número de personas que practican una u otra actividad por el mero hecho de sentirse integrados.

Pero ese elitismo no solo existe en las redes sociales con el afán de mostrarlo todo, pues conozco a varias personas a las que les gusta tener lo ultimo e ir a la moda, y ni tan si quiera tienen Facebook, Instagram o Twitter.

Fardar con la grupeta o el vecino de enfrente, era y sigue siendo la red social más local que existe.

Y sí, claro que tengo una bicicleta molona, o varias, para que vamos a mentir, pero resulta, que de todas ellas, la que más utilizo, me costó tan solo 70 euros.

No necesitas una bicicleta cara ni último modelo, ni para hacer rutas ni para moverte por la ciudad

De alguna manera u otra, todos nos dejamos llevar por las modas, nos dejamos influenciar por lo que hacen o dicen otros, y queremos sentirnos integrados en la sociedad.

Hoy en día, gran parte de la sociedad vive en una burbuja del consumismo, de tener lo mejor, lo último y en muchos casos, lo más caro.

Solo así se sienten realizados.

Por suerte, el ciclismo es algo más que materialismo.

Montar en bicicleta es algo placentero, y salvo que tu bicicleta se esté cayendo a cachos, te aseguro que las sensaciones que percibes al montar en bici son las mismas con una bicicleta de 7.000€ que con una de 700.

Si nos ponemos exigentes, por ejemplo, en mountain bike, si nos gusta bajar o ir muy rápido por senderos revirados o abruptos, lógicamente, iremos vendidos con una bicicleta que se no se adecúe a ese camino o forma de montar.

De ahí que existan diferentes modalidades de ciclismo, cada una con su tipo de bicicleta específica.

Una bicicleta de segunda mano de hace algunas temporadas es igual de válida que una nueva último modelo

Te podría enumerar las bicicletas que tengo. Así contando rápido, cinco o seis, ninguna de ella último modelo. Y no, la Ladybird de portada no es una de ellas.

La más «nueva» es de 2017, y es la segunda que más uso le dio ahora mismo, una flamante doble suspensión de Trail/Enduro que uso un par de veces o tres a la semana, y que compré no hace mucho por menos de 2.000 euros.

La de carretera, la suelo utilizar más los fines de semana, y la pobre, aunque nuevecita, ya tiene solera. No pienso cambiarla.

Pero la que más uso, echando cálculos incluso en kilómetros, es una bicicleta que me costó 70 euros.

Ganga o no, pues nueva costaba 350€, la compré en el famoso Wallapop, y a día de hoy se ha convertido en la bicicleta que utilizo a diario para todo.

Es una bicicleta de montaña de gama baja, con frenos V-Brake, suspensión delantera y tres platos y 8 piñones.

Le coloqué un trasportín trasero que tenía por el trastero, un par de luces LED, una cámara deportiva grabando en bucle en el manillar y unas cubiertas sin mucho taqueado, y a día de hoy, es la mejor bicicleta urbana que he tenido, y la más barata.