Inmediatamente después de Valloire volví a Nueva Zelanda para pasar quince días. ¡Elcambio del verano al invierno fue bastante duro! Pero estar en casa con Tory, mi mujer, me sentó de maravilla. De hecho, ese era el motivo de mi viaje ya que Tory estaba embarazada de 9 meses y podía dar a luz a nuestro primer hijo en cualquier momento.
Tory notó las primeras contracciones hacia las 5:30 h de la mañana del 4 de julio. A las 6 h estábamos en el Chirstchurch Woman’s Hospital, ¡y a las 9:11 h nació Luca James Leov! ¡Un bebé muy rápido! Felices y en buena forma, Tory y el bebé volvieron a casa al día siguiente, lo que me dejó tiempo para poder pasar algunos días con ellos antes de volver a Europa.
El miércoles 9, cuando llegué a La Thiule por la tarde, me sorprendió ver nieve en las cumbres de los alrededores. ¡Esperaba encontrarme en pleno verano y prácticamente no llevaba ropa de abrigo en mis maletas!
Durante los reconocimientos del jueves por la mañana, las condiciones en la cumbre eran extremas: nunca había pasado tanto frío en toda mi carrera de ciclista. Sólo el hecho de conseguir ver el recorrido ya era un reto. Entre la diferencia horaria, la falta de entrenamiento y unas condiciones dantescas me preguntaba qué hacía allí en lugar de estar en casa con Tory y Luca.
El viernes, mejor equipado para el frío y con un poco menos de jet lag, ya me sentía un poco mejor.
El terreno de La Thuile presenta una buena mezcla de rocas, grava, hierba y raíces. A menudo, los trayectos por el bosque tenían pendiente. Muchas recuperaciones por hacer en el terreno plano y subidas cortas y bruscas. Decidí usar neumáticos DH para el 1er día ya que quería evitar a toda costa los pinchazos.
La 1ª Especial del fin de semana transcurría en el recorrido más agotador. Me sentía bien a la salida, pero desde la primera subida corta sobre hierba me di cuenta de que no había escogido los neumáticos adecuados. Tenía que usar demasiada energía y sentía que no iba a poder mantener ese ritmo durante mucho tiempo. Cuando acabé la Especial sabía que la jornada iba a ser larga y difícil.
No tuve buenas sensaciones en la Especial 2. No pedaleaba demasiado mal, pero tenía la impresión de que el recorrido se presentaba ante mí sin que tuviera tiempo para interpretarlo. Empezaba a sentirme frustrado de verdad.
Todo fue mejor en la Especial 3. Encontré un buen ritmo y tenía buenas sensaciones, ¡pero me encontré con una curva en la que simplemente se me olvidó girar! Subí de la cuneta, monté sobre la bici para acabar, de nuevo, con un tiempo poco destacable.
¡Volví al hotel decepcionado con mi jornada!
El segundo día empezaba con la repetición de la Especial 1 del día anterior. Decidí usar los neumáticos que rodaban mejor. Con la lluvia de la noche, cabía prever un recorrido muy resbaladizo. Precisamente la pérdida de adherencia de la rueda delantera me dejó fuera de combate, pero conseguí no perder demasiado tiempo. Acabé 4º en esta Especial.
Sabía que era inútil forzar la máquina en las dos Especiales sucesivas. Al final de la primera jornada, había quedado 9º en la general y quería escalar algunas posiciones, pero evitando caídas y problemas mecánicos para no comprometer mis posibilidades en la clasificación general del EWS.
Acabé con el 6º mejor tiempo de las Especiales 5 y 6, lo que me colocaba en la 7ª posición de la clasificación de la prueba de La Thuile. Perdí una plaza en la general del EWS y ahora me encontraba en 3ª posición. Teniendo en cuenta las circunstancias, ¡tengo que decir que estaba contento con este resultado!
¡Otra carrera súper dura! Nada sorprendente después de un viaje relámpago a Nueva Zelanda para ser padre, ¡antes de volver a Europa para luchar contra algunos de los mejores ciclistas del planeta!