Inteligencia artificial nacional para detectar trampas y obstáculos en caminos y carreteras

El pasado mes de diciembre, dos investigadores de la Universidad Católica de Murcia, Francisco Arcas y Fernando Terroso, presentaron un artículo de investigación bastante interesante sobre como conocer de forma automática el estado de caminos y senderos, basado en los datos recogidos de los millones de usuarios de Strava.

Senderistas, runners y ciclistas, entre otros, graban cada día sus desplazamientos y entrenamientos que realizan.

Strava, al igual que ocurre con Wikilock, son dos redes sociales que durante los pasados meses han visto aumentar el número de usuarios.

Antes de la pandemia, solo Strava ya superaba los 50 millones de usuarios, que se dice pronto.

Un trabajo de investigación español para conocer el estado de los caminos, senderos y carreteras

Gracias a los datos de coordenadas GPS recogidos en la aplicación móvil y la forma de interactuar de millones de usuarios en un determinado camino, el algoritmo desarrollado por Arcas y Terroso dentro del «Forest path condition monitoring based on crowd-based trajectory data analysis«, es capaz de deducir por si mismo cuando existe alguna anomalía en un determinado punto.

Por ejemplo, si miles de usuarios durante un periodo de tiempo pasan siempre a la misma velocidad y por el mismo segmento, si por ejemplo se cae un árbol y estos comienzan a dar un rodeo y tardan más tiempo de lo normal, la inteligencia artificial junto a los datos de Strava puede determinar que en ese determinado punto el camino ha sufrido algún tipo de cambio.

Los deportistas en principio no tienen que hacer nada, salvo grabar sus rutas como lo hacen normalmente.

Estos pequeños cambios podrían incluso detectar cuando existe algún tipo de peligro, ya sea una trampa, o como el ejemplo descrito, un árbol caído.

Más de 700 retos Everesting registrados en Strava en 2020

Las posibilidades en realidad son infinitas, aunque como toda inteligencia artificial, puede tener sus lagunas.

Imagina un sendero al que una curva que lleva tiempo destrozada por las lluvias, alguien decide arreglarla, o cambiar su trayectoria alargando el camino pero mejorando este.

El algoritmo detectaría alguna «anomalía» cuando en realidad es una mejora tanto del propio camino como de la seguridad de quienes lo utilizan.

Habrá que seguir de cerca este gran trabajo y ver si se llega a implementar en Strava u otra red social.

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