Gominolas desde el cielo, pies de hielo, sed… 4 días para completar los 915 km de bikepacking cruzando Islandia

Sin duda alguna está siendo la experiencia de sus vidas.

Aún les quedan cuatro largas jornadas sobre la bicicleta, pero la peor parte, o mejor dicho, la más difícil ya ha pasado.

Si has estado siguiendo a Emily Batty, Eric Batty, Adam Morka y Chris Burkard, o alguno de los tres fotógrafos que les acompañan a distancia en un 4×4, habrás podido ver a través de sus cuentas de Instagram, que el viaje no ha sido coser y cantar.

Por suerte para ellos, pese al frío que están pasando, las bajas temperaturas han hecho que los deshielos de los glaciares no incrementasen la corriente de los múltiples ríos que han debido de cruzar con sus bicicletas de montaña cargadas hasta los topes.

Los primeros días, donde los desiertos de lava, piedras y arena predominaban, los problemas vinieron por la falta de agua, en este caso, para beber.

Si no conoces como están llevando este viaje de bikepacking de estos cuatro aventureros, te recomendamos ver las entradas anteriores donde te mostramos con más detalles quienes son, la ruta que están siguiendo y el material que llevan.

Quedarte sin agua en medio de la nada seguramente que sepas lo que es, pero la nada en Islandia es infinita, y puede resultar desmotivador.

El viaje, al realizarse sin asistencia externa alguna (aunque aquí hay un pequeño «truco o desliz»), cada uno debe de transportar su comida y su bebida, siendo en el caso del agua necesario utilizar filtros purificadores para poder recoger agua de ríos y pozas.

Si durante 100km no encuentras ninguna fuente de agua, puedes imaginarte la cara de pasa que se te queda.

Por el momento, y llegando al campamento número 7, llevan recorridos más de 500 kilómetros del total de 915 que deben realizar.

Ríos, bancos de arena, caminos de lava y gominolas

En el primer episodio de la aventura veíamos como ninguno de los cuatro integrantes llevaba las tan de moda bicicletas Gravel.

Y si has visto los «stories» de Instagram de alguno de ellos, verás que llevan bicicletas de montaña por una sencilla razón, son las más polivalentes.

En algunos momentos les hemos escuchado decir, desamparados en medio de la nada, que ojala hubiesen tenido cubiertas de 4″, como las de las Fatbikes. Y es que empujar la bicicleta cargada por caminos de arena de playa durante kilómetros puede resultar desesperante, sobre todo cuando un fuerte viento te golpea en la cara.

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Tomorrow we culminate a year of planning, route building, training & stress as we attempt to cross 900KM+ of Iceland’s interior unsupported from the farthest Eastern shore to West. From the very moment we reached out to the cartographer to build the route we know it may not be possible. With the amount of deep river crossings (our route runs across every major one) , soft sand and heinous weather that stands in our way, success is unlikely…. but possible. I’m hopeful but realistic as this route has not been done by bike and is near impossible unsupported. The silver lining is that the process of preparing has taught me a lot & I am grateful for that and the people it’s drawn me close to. I’ve decided to forego fundraising in order to focus on survival and documentation of the experience for y’all. Thanks to all who have sent words of encouragement. We are gonna need it! The day before I left @chrisorwig stopped by and captured this moment before I packed up. The only things that’s missing is the 25lbs of food we are carrying! Total bike weight ~ 70lbs Track our GPS in my bio link @ericbatty @emilybatty1 @adammorka @sonyalpha @lululemonmen @srammtb @zippspeed @wahoofitnessofficial @iamspecialized @sonyxperia @schwalbetires @nangausa @icelandair @ridefarr @tailfincycling @revelatedesigns

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Pero optaron por la bicicleta de montaña con cubiertas de una anchura normal, pues en las zonas rápidas ganarían el tiempo perdido en los bancos de arena.

Además, gran parte del recorrido también discurre por pistas de piedras, algunas bastante afiladas procedentes de la última erupción volcánica en Islandia en 2010.

Los que seguimos a Chris Burkard, sabemos que su amistad con las gominolas viene de largo, a la vez que sabíamos que lo primero que se le iba terminar eran las golosinas.

Y esto ocurrió hace un par de días, le veíamos con resignación comerse su última lombriz de «plastico y azucar».

Gominolas desde el aire

Como si de una ayuda humanitaria internacional se tratase, en la quinta jornada, una avioneta apareció del cielo.

Está pasó sobre sus cabezas y pronto Burkard reconoció que se trataba de uno de sus amigos con el que ha compartido horas de vuelo fotografiando Islandia.

En la segunda pasada, la avioneta arrojó un paquete. Puedes imaginarte que contenía.

Cruzar los ríos ha sido lo más peligroso y doloroso del camino. Si con un coche todoterreno preparado con inmensas ruedas y snorkel como son habituales en el país, ya es peligroso, puedes imaginarte cruzarlo a pie o en bicicleta.

A esto le tienes que sumar que muchos de estos ríos se los encuentran a primera hora de la mañana, con temperaturas bajo cero y el agua gélida, con un frío viento para rematar la fanea.

La propia Emily Batty, quien ha recorrido el mundo entero compitiendo con su bicicleta de montaña, ha calificado lo que llevan de viaje como la más dura y a la vez más enriquecedora experiencia de su vida.

Aún estás a tiempo de seguir las últimas cuatro etapas restantes, ahora ya acercándose a la costa oeste, donde los fiordos y glaciares comienzan a hacer acto de presencia.

Puedes ver en donde están en todo momento gracias al GPS Garmin que lleva consigo Eric Batty.

Y como no, puedes ver las fotos y vídeos que van subiendo cada uno de ellos y los cámaras que están documentando la aventura, desde sus cuentas de Instagram:

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