No se, o me he vuelto viejo de golpe y he estado metido en una caverna durante 20 años, o lo que se ve últimamente entre algunos ciclistas aficionados en marchas y competiciones locales con los suplementos, por denominarlos de alguna manera, roza la drogadicción.
¿Dónde ha quedado el plato de pasta por la noche y el arroz o los cereales para desayunar?
Pastillas para antes de entrenar, para después, polvos mágicos de colores para cualquier actividad, sobres de nitratos, geles de cafeína, potingues recuperadores…
Qué si, que cada producto tiene su función, incluso algunos pueden ser 100% naturales, y son «complementos suplementarios», pero no me jodas, ¿dónde está la comida?.
¿Cuándo se convirtió el ciclismo en esto?
Si me dices que eres ciclista profesional y el guión te lo exige, pues has de rendir para ganarte el pan, nunca mejor dicho. Pero es que ni con esas tomaría la cantidad de suplementos que puedes ver en el siguiente vídeo de @amadornieto.
¿Qué no se lo que digo?, seguramente. Pero lo que sí se es lo que hago, o mejor dicho, lo que me llevo a la boca.
Prefiero quedar el último y comerme un pincho de tortilla y un zumo de naranja para desayunar, o que me duelan las piernas tres días, que alimentarme a base de polvos y pastillas.