Mucho se ha hablado de las impactantes imágenes de Stefan Küng con el casco partido y la cara ensangrentada corriendo el Europeo de ciclismo contra el crono 2023.
Su caída contra las vallas metálicas provocada por un despiste del ciclista suizo al no mirar hacía delante, fue espectacular a la vez que dolorosa.
Pero Küng se volvió a subir sobre su bicicleta de carretera y terminó la crono como pudo.
Nadie le paró, nadie se acercó a atender sus heridas, y nadie dijo nada hasta que la opinión pública pidió culpables.
Stefan Küng sufre varias fracturas además de una contusión cerebral y tendrá que ser operado
La normativa UCI es clara al respecto, pero pocas veces se ha cumplir esta sencilla norma.
Si el ciclista sufre un golpe en la cabeza en competición, deberá abandonar la misma para ser examinado por un médico.
Lo de Küng no fue un golpe, fue un gran golpe en el que partió el casco en varios trozos, además de golpearse la cara contra las vallas.
Nadie le atendió, ni le paró, ni hizo ademán de ello. Ni el coche de su selección, ni los jueces de carrera, ni nadie de la organización.
Seguir compitiendo, o solo montando en bicicleta tras sufrir un golpe en la cabeza, puede resultar fatal.
Ahora, días después del accidente, el seleccionador suizo Patrick Muller, ha admitido que Stefan Küng no debió permanecer en carrera tras la caída.
Muller ha dicho que no pudieron hacer nada por detener a Küng, y que al ir detrás suya a varios metros de distancia, no pudieron ver el estado en el que se encontraba su cabeza.