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De ciclista profesional a repartidor de helados y pasta en bicicleta

Reinventarse o morir.

Día a día estamos viendo como el mundo se está transformando a pasos agigantados, y la gran mayoría son cambios para un bien común.

El Giro de Italia, el cual debería comenzar el día 9 de Mayo si estos últimos dos meses hubiesen sido únicamente una pesadilla, aún no tiene fecha prevista para su celebración tras ser cancelado.

Como para la gran mayoría de ciclistas profesionales, Giro, Tour o Vuelta, son el plato principal del año y el motivo de sus entrenamientos diarios para los que se preparan durante meses.

Para Umberto Marengo, ciclista del Vini Zabu-KTM, así como para el resto de compañeros de su equipo, el Giro de Italia era su gran esperanza, ya que por suerte eran uno de los pocos equipos no World Tour que habían sido invitados para tomar la salida del Giro 2020.

Pero las cosas son como son, y hay que amoldarse.

Marengo, quien reside en una de las zonas más debilitadas por la pandemia de Italia, y viendo que el rodillo se le quedaba corto y que sabía que con sus piernas podía ayudar de alguna manera, decidió ponerse manos a la obra.

Pero la idea no surgió tal cual. Marengo, de 27 años de edad y residente en la ciudad de Turín junto a su pareja, se le antojó helado después de muchas semanas encerrado en casa.

Buscando por Internet alguna heladería que realizase envíos a domicilio, se le encendió la bombilla.

Tras contactar con el alcalde y con diversos comercios de la ciudad, obtuvo el visto bueno para colocarse una gran mochila a la espalda y con su bicicleta de carretera comenzar a repartir comida a domicilio por todos los suburbios de Turín.

30 entregas y 70 kilómetros al día repartiendo comida

Este es su récord personal hasta el momento, realizando 30 servicios de diferentes comercios locales y llevando la comida a sus respectivos clientes.

Pero no creas que toma el camino más largo o el más empinado, Marengo entrega la mercancía lo más rápido que puede.

Lógicamente para él, esto supone poder estirar las piernas un poco más y sobre todo liberar su mente de estar encerrado bajo techo dando pedales como una cobaya.

«Nunca me gustó el gimnasio. Esa es otra razón por la que comencé a hacer entregas con mi bicicleta. Me permite aclarar mi mente».

En Italia, el fin del confinamiento está previsto para el próximo 3 de Mayo, cuando se supone que tanto él como otros ciclistas podrán volver a subirse a sus bicicletas de carretera y realizar entrenamientos en condiciones.

Mientras tanto, continuará con su labor de repartidor de pizza y pasta a domicilio de lujo.

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