¿Qué se puede espera de un sendero cuyo nombre es el de «cuarentena«?. Pues parece que bastante.
Tras una primavera donde ni había trabajo, ni responsabilidades y prácticamente no se podía montar en bicicleta, algunos dedicaron su tiempo «libre» a construir y reparar algunos senderos.
Andew Vincent fue uno de los que aprovechó las horas muertas para construir el sendero que siempre había soñado pero nunca había tenido tiempo de dedicarle.
Inspirado en los antiguos vídeos del comienzo del Freeride en bicicleta de montaña, Andrew buscó pasar por encima de todas las dificultades que el bosque le ofrecía.
Lejos de esquivar piedras, árboles y zonas complicadas, decidió marcar la línea de la bajada sobre ellas y hacer que fuese rodable, al menos cuando no estuviese en el aire en alguno de los saltos y cortados.
Y que mejor nombre para darle a este sendero que «Quarantine«.
