Con un manojo de nervios en el estómago y una llovizna que obligaba a todos los bikers a permanecer mirando el cielo desde las ocho de la mañana, comienza una de las experiencias más exigentes y a la vez más gratificantes que he podido experimentar en mi vida. Arranca la Huelva Extrema, una ultra maratón que os puedo asegurar hace honor a su nombre, y en esta edición no solo por sus más de 2.000 m de desnivel ni sus más de 180 km de distancia, sino también por las condiciones meteorológicas que se dieron. Las cuatro primeras horas de lluvias y luego más tarde a lo largo del día alguna que otra tormenta que nos recordaba que allí estábamos para llegar al extremo.
Aunque mi intención era hacer un recorrido suave que me garantizara el poder completar la prueba, el gran número de rampas del primer tercio del trazado hacia casi inevitable que se nos subiera el pulso desgastándonos a medida que avanzábamos. Subidas largas a veces técnicas y bajadas que se volvían peligrosas por el barro y la hierba mojada. Arroyos corriendo de aguas que nos enjuagaba el barro que veníamos arrastrando y que en breve al seguir rodando volvíamos a tener encima. Esa fue la tónica de marcha que tuvimos entre los términos municipales de Jabugo, Castaño del Robledo, Santa Ana la Real , El Campillo, Zalamea la Real, Calañas, Villanueva de las Cruces, Tharsis, Alosno, Gibraleón, Villanueva de los Castillejos y San Bartolomé de la Torre, todos ellos pueblos adentrados en la preciosa sierra onubense que contrastaba la belleza de sus parajes con la dureza de la prueba.
Cabe señalar además de los preciosos y variados paisajes que nos regaló el diseño de esta ruta, la grandeza de los voluntarios que asistían los avituallamientos, que aguantaban estoicamente bajo la lluvia para que todos los participante recibiéramos ayuda al pasar por ellos. Os aseguro que era emotivo verlos allí mojándose y alargando el brazo para ofrecerte una fruta y una bebida.
A partir de San Bartolome el recorrido se suavizo considerablemente, cosa que agradecieron los cuerpos que ya venían con 140 km en sus espaldas, y empezamos a rodar más rápidos atravesando el término municipal de Cartaya entre unos preciosos pinares y unos senderos divertidos para llegar a la ansiada Punta Umbría la que nos regaló una visual de la playa al acercarnos al el pueblo.
No os podéis imaginar la sensación tan gratificante el divisar la meta y pensar “lo conseguimos ultra maratón superada,” después de tantas horas sobre la bici compartiendo vivencias con otros ciclistas y algunos compañeros del club ciclista El Cañoñazo, te hace olvidar de inmediato las penurias acaecidas durante el recorrido y le dices a tu compañero “el próximo año repito”.
No quiero despedirme sin dar las gracias a Iberobike y a la organización de la Huelva Extrema por la inscripción doble que me toco en el sorteo y que me ha permitido vivir esta experiencia.