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Celebrar el Tour de Francia sería un suicidio. Si no se celebrase, también.

Celebrar el Tour de Francia sería un suicidio. Si no se celebrase, también.

La pasada semana, tras el anuncio del presidente francés Emmanuel Macron de alargar el confinamiento hasta el día 11 de Mayo, y de suspender cualquier acto deportivo y de ocio multitudinario al menos hasta mediados del mes de Julio, el organizador del Tour de Francia Amaury Sport Organisation (ASO) decidió entonces cambiar de fechas la competición programada para que comenzase el 29 de Julio.

Las nuevas fechas escogidas, las cuales pisan directamente la Vuelta a España, son del 29 de Agosto al 20 de Septiembre de 2020.

Para estas fechas, aunque se supone que podremos ir volviendo a la normalidad, la logística para organizar un evento de tales magnitudes en una situación como la actual, es realmente muy difícil de gestionar.

Hay que tener en cuenta mil y un factores que pueden dar al traste con todo lo invertido, y llegado a este extremo, podría ser peor el remedio que la enfermedad, nunca mejor dicho.

Una vuelta por etapas de tres semanas no son solo ciento y pico ciclistas y sus bicicletas, detrás hay un gran número de profesionales que les siguen a todas partes día tras día.

Desde el propio personal que lleva cada equipo ciclista, pasando por el personal de la organización, medios de comunicación, agentes de la autoridad para controlar el tráfico, etc, etc, etc.

¿Tour con público o sin público?

Luego tenemos el problema del público. Aún no se sabe si se realizará a puerta cerrada o no, es decir, sin permitir que el público pueda ver la competición desde las cunetas, ni en las salidas y llegadas. Este sería un Tour de Francia realmente triste, pero llegado el caso habrá que amoldarse.

Y luego está el problema del propio pelotón. Basta que uno esté infectado o que alguien se lo pegue ya dentro de carrera, para que en 21 días pueda pasar de todo. La incubación del virus puede ir de uno a siete días…

Ya se escuchan por los corrillos virtuales que se podría establecer una especie de cuarentena para todo el personal, incluidos los ciclistas, durante los 15 días previos al comienzo del Tour, y también otros 15 al terminar este.

Otra opción sería realizar los famosos test para que todo el que participe de alguna manera u otra en el evento deportivo, esté «limpio».

Todo esto sería en el caso de que se diese el visto bueno para comenzar el 29 de Agosto, en pleno verano.

Pero los expertos avisan

El diario belga Sporza ha mantenido una entrevista con tres reputados virólogos con el fin de aclarar como se podría celebrar el Tour de Francia con garantías de que todo salga correctamente.

Ninguna de las hipótesis planteadas son viables para que de alguna manera u otra se pueda celebrar el Tour de Francia con garantías.

Los tres están de acuerdo en que un Tour de Francia con público es inviable, incluso si los contagios y las muertes bajan a cero.

Para esas fechas, mediados de septiembre, se espera que comience la segunda oleada de la epidemia.

Uno de los virólogos experto en epidemias, incluso se aventura a decir que en Octubre, seguirá existiendo un gran riesgo de contagio en cualquier aglomeración de personas.

El contacto directo dentro de un pelotón de ciclistas es real, siendo prácticamente imposible mantener las distancias, ya que ni tan si quiera son los dos metros que las autoridades han estimado para personas que no están en movimiento.

Para un ciclista ya se ha visto y estudiado, que mínimo deberían de ser 4 o 5 metros. Otros estudios hablan de hasta 20 metros.

Realizarlo con mascarillas sería inviable

Los tres especialistas entrevistados han respondido a la pregunta de como ven para los próximos seis meses los eventos deportivos, y la respuesta es clara, inviables, al menos con público.

Incluso a puerta cerrada, el riesgo de contagio es muy alto, sobre todo en deportes de equipo, como el ciclismo o el fútbol, donde suele existir contacto físico directo.

Varias ligas nacionales ya han anunciado que la temporada actual queda totalmente suspendida hasta el próximo año.

Otro de los puntos a tener en cuenta, como en el caso del Tour de Francia, es que los ciclistas profesionales, ahora cada uno en su domicilio (la mayoría), deberá viajar hasta Francia para tomar parte en la competición.

Esto supone algún que otro vuelo, y que muchas aerolíneas por el momento no están operativas, y cuando lo estén será bajo estrictas medidas de seguridad.

Además, muchos países tienen sus fronteras cerradas, no dejando entrar ni salir salvo excepciones.

En Francia se deberá acordar con los hoteles su apertura únicamente para el personal de carrera y ciclistas, pues cada día visitarán una ciudad diferente.

Un sin fin de hilos sueltos, que según los expertos, no auguran nada bueno.

¿Y qué pasa si se suspende finalmente el Tour de Francia 2020?

Pues que sería una catástrofe muy parecida a la que sucedería si se celebra y el virus la lía a mitad de carrera.

En otra entrevista realizada al ciclista colombiano Riboberto Urán, quién no las tiene consigo de que finalmente se dispute el Tour, afirma que el ciclismo es un deporte de poco dinero, movido por empresas privadas.

Si llegase el caso de no celebrarse, de los 18 equipos participantes, que basan sus ingresos por publicidad en las tres grandes vueltas por etapas que todos conocemos, la mayoría podrían echar el cierre.

El propio Urán se aventura a decir que, solo tres de estos 18 equipos ciclistas profesionales podría sobrevivir sin el Tour.

Si esto fuese cierto, ¿Qué harías tú? ¿Tour o no Tour?

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