Lo que había dejado de ser una duda existencial durante más de una década para muchos aficionados al ciclismo que buscaban comprar una bicicleta nueva, vuelve a generar muchísimas dudas.
Cualquier que ande detrás de una bicicleta nueva, ya sea de montaña o de carretera, casi siempre le surge el dilema de si es mejor un cuadro de carbono o un cuadro de aluminio.
Para el común de los mortales, es decir, para los que no son profesionales de las dos ruedas ni aspiran a serlo, las dudas que pueden generar ambos materiales van mas enfocadas a la durabilidad o la ligereza, más que al rendimiento.
Pero en este sencillo punto, en los últimos años, hemos visto como en algunas modalidades, sobre todo de mountain bike, muchos profesionales han vuelto al aluminio pese a poder correr con una bicicleta de carbono.
Los motivos pueden ser muchos y variados, desde correr con prototipos que más tarde se fabricarán en su versión en carbono, correr con mayor peso sin añadirlo externamente, como ocurre en Descenso o Enduro, o sencillamente que el carbono no aporta ningún beneficio visible, sobre todo en el crono final, respecto al aluminio.
Para las grandes marcas, la era del carbono está llegando a su fin. Es mucho más rentable vender bicicletas de aluminio
Fabricar, vender y reciclar bicicletas de carbono es mucho más laborioso y costoso que hacerlo con aluminio, en la mayoría de los casos.
Para las marcas elitista, está claro que el carbono sigue siendo su buque insignia, pero más que una bici, venden una auténtica obra de arte de la que se cuida el más mínimo detalle para que su aspecto sea «perfecto».
Esto muchas veces con el aluminio no es posible, y al cliente, sobre todo el adinerado o el que se quiere endeudar unos cuantos meses, es mucho más llamativo.
Hasta hace no mucho, decir que tenías una bicicleta de aluminio o te ibas a comprar una, suponía recibir miradas de superioridad en la grupeta.
Muchos profesionales, sobre todo de mountain bike, están compitiendo con bicicletas de aluminio, o añadiendo peso extra. Sus bicicletas son más pesadas que cualquiera que podamos comprar en una tienda
Por suerte, esta moda del carbono no es que esté llegando a su fin, pero clientes y fabricantes, se han dado cuenta de que no se necesita tanta perfección y ligereza para disfrutar de la bicicleta.
Los más elitistas siguen fieles al acero o al titanio, pero son una minoría, a la que por cierto se le suele tratar mejor que a los compañeros que apuestan por el aluminio.
Existe un mundo de posibilidades y opiniones sobre las bicicletas de carbono y las de aluminio, y depende de muchos factores, como la modalidad ciclista que se practique, dónde se practique, cómo, aspectos económicos, estéticos, y un sin fin más.
Lo bueno de todo, es que cada vez se van viendo montajes desde lo más sencillos a los más caros, utilizando como base un cuadro de aluminio.
Hasta hace bien poco, si queríamos una bicicleta último modelo con componentes de primer nivel, teníamos que irnos sí o sí a un cuadro de aluminio.
Esta tendencia está cambiando, principalmente por que los beneficios del cuadro de carbono para el común de los mortales, no son tales, y el beneficio de venta de una bicicleta de aluminio es mucho mayor.