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Vídeo: Dos ciclistas escapan de las garras de un oso en una sola bici

Cuando veas el siguiente vídeo, lo más sorprendente que te llame la atención no será la familia de osos que estos dos ciclistas se encuentran cruzando el sendero por el que van bajando con sus bicicletas de montaña, si no que tras el encontronazo con este temido animal, ambos ciclistas salgan montados en una sola bici para escapar de sus garras.

Los hechos ocurrieron en en las montañas de Sharr, en Kosovo, y los dos ciclistas de esta espeluznante historia, Beni Kuqi y Blend Syla, se encontraban disfrutando de una ruta en bici de montaña por sus bellos y frondosos senderos.

Cuando ya estaban de regreso hacía sus coches aparcados a unos pocos kilómetros del lugar del suceso, decidieron grabar con su cámara de acción la última bajada de la jornada. Pero no sabían lo que la madre naturaleza les tenia preparado.

A pocos metros de comenzar a bajar y en una zona estrecha donde rodaban a bastante velocidad, un par de oseznos se cruzaron de lado a lado del sendero y el primero de los ciclistas a punto está de atropellarnos con la bici.

Pero el susto no quedó ahí, ya que de sobra es conocido que si hay una cría de oso, o de cualquier otro animal, no muy lejos debe de andar su madre, y no le suelen gustar mucho que molesten a sus cachorros.

El primer ciclista escapa por los pelos de atropellar a las crías, y también de que mama oso le embista por un lado, pero el segundo ciclista, que ve todo desde la distancia, se queda aún más sorprendido, y ve como toda la familia de osos cruza el sendero por pura inercia y consigue sobrepasarlos.

Es en ese momento cuando las cosas se tuercen aún más, y mama oso decide que los dos ciclistas de montaña no se van a ir de rositas por pasar tan cerca de sus cachorros, y comienza a correr sendero abajo detrás de los dos ciclistas.

Tienen suerte de que el sendero sea de bajada, por que aunque fuese de subida y con una bicicleta eléctrica, poco tendrían que hacer con la velocidad de estos osos, que pueden llegar a los 50 km/h.

Pero el nerviosismo de ver la boca y las garras del oso tan cerca corriendo detrás de ellos y que no se detenía, hizo que uno de los dos ciclistas se fuese al suelo, teniendo que seguir a pie lo más rápido que pudo.

Su amigo, lejos de huir, le esperó, y dejando atrás la otra bici, decidieron alejarse del lugar montados los dos en la única bicicleta que les quedaba.