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Vídeo: Buscando las catedrales del ciclismo. Soñando Alpes

Como aficionado al ciclismo siempre he soñado con poder recorrer en bicicleta esos lugares que nos muestran en televisión cada año en el Tour de Francia

Desde mi infancia, cada verano se repetía el mismo ritual tras la comida, sentarse con mi padre a disfrutar de cada pedalada, de cada ataque, de cada escapada que se gestara en el Tour de Francia.

Material utilizado en el viaje:

croix de fer

Por eso siempre ha rondado en mi cabeza poder realizar ese sueño,, aunque solo fuera por unos días. Y al final, después de mucho tiempo el sueño se convirtió en realidad.

Con la caravana enganchada a la furgoneta arrancamos rumbo a los alpes franceses, sería un viaje largo y decidimos hacer un par de paradas (noches) antes de llegar a nuestro destino. Nuestro primer campo base lo situamos en un punto estratégico llamado Saint-Jean-de-Maurienne. Desde aquí podíamos acceder a un gran número de puertos míticos sin tener que coger el coche.

Col de la Croix de Fer y el Col du Gladon. El dos por uno.

Para comenzar, decidimos que sería una “buena idea” estirar un poco las piernas subiendo a la Croix de Fer.

croix de fer

Para el que no conozca este puerto le daré algunos datos, hablamos de 30 km de rampas, con un desnivel aproximado de 1521 m y unos kilómetros finales de aupa. Es decir estamos ante un gran coloso alpino.

Este puerto rebosa historia del ciclismo por todas partes, en su cima han firmado nombres tan ilustres del Tour de Francia como Gino Bartali, Fausto Coppi o Bernard Hinault y nosotros vamos a seguir sus pasos o más bien sus rodadas, por unos pocos kilómetros ¿se puede pedir más? pues sí, claro que se puede pedir más, al menos no sufrir tanto como me pasó a mi.

croix de fer

Esta ruta se puede hacer perfectamente circular, subiendo primero la Croix de Fer y enlazando después de forma sencilla con el Glandon o al revés.

Nosotros partimos desde St-Jean de Maurienne hacia la Croix de Fer y ya los primeros kilómetros advierten que será una dura jornada de ciclismo con rampas medias entre el 7% y el 8%. Hace bueno, demasiado bueno para mi gusto, mucho calor, por suerte durante la ascensión pasamos por varios núcleos de población que nos permitirán rellenar nuestras botellas de agua.

croix de fer

Yo me había preparado algo más que otros años, pero no se porque motivo, el esfuerzo de los kilómetros finales me dejan la parte lumbar colapsada. Las piernas, respiración y pulsaciones perfectamente, pero los lumbares machacados, lo cual me deja totalmente vendido. Pero me resigno y a paso de tortuga voy enlazando curva tras curva y voy saludando a todo el que me adelanta (que no son pocos). Domingo, mi compañero de fatigas, acostumbrado a esta situación siempre llega a cima, toca y dice “ por mi y por mi compañero y por mi el primero” y regresa de nuevo para acompañarme y darme un poco de moral en los últimos kilómetros (Se agradece).

croix de fer

Hemos llegado, el día es espectacular y las vistas inmejorables, recargamos un poco de energías, nos hacemos unas fotos y volamos a la búsqueda del Col du Glandon, otro mítico alpino. Desde la cima tenemos una panorámica increíble de la serpenteante carretera que se sumerge en un profundo valle. El descenso es vertiginoso, revueltas y revueltas que van poniendo a prueba tu pericia sobre la bicicleta y también tu resistencia, nunca un descenso se me hizo tan largo, parecía que no tuviese fin. Ya con las manos adormecidas y los dedos cansados, hasta llegar a La Chambre, desde aquí todo el camino seria llano hasta llegar de nuevo a St-Jean de Maurienne. Estoy bastante cansado, esa noche dormiré como un angelito.

Col du Telegraphe y Galibier

Después de recuperarnos y realizar algo de turismo por la zona y ver el parte meteorológico, cosa muy recomendable porque aquí el tiempo cambia en cuestión de horas decidimos que nuestro próximo objetivo sería el Col du Galibier. Esto ya son palabras mayores, esto no sería un dos al precio de uno, como en la anterior ascensión , aquí se suben dos «puertacos» sin posibilidad de escapatoria. Primero se sube al Col du Télegraphe, se hace un descenso de unos 5 kilómetros y comienzan las rampas del Col du Galibier. En total serán 2.000 m de desnivel en 32 kilómetros y con picos del 15% de desnivel que nos llevaran a una altitud de 2645 m, estamos hablando de “tela marinera”.

galibier

Los primeros kilómetros me advierten de que lo voy a pasar mal o muy mal, los lumbares se han despertado temprano y comienzan a dar guerra. Para no cargarlos mucho me pongo de pie. Nos montamos una pequeña grupeta con dos franceses que se pegan a nuestras ruedas.

galibier

Subimos a buen ritmo siguiendo las numerosas revueltas que encontraremos en la primera parte de este puerto, lo cual se hace ameno, yo personalmente prefiero las revueltas a las infinitas rectas que te minan la moral. A un kilómetro de coronar el Télegraphe uno de los franceses sin mediar palabra, “atacó” y llegó primero, cuando le pasamos nos sonríe y dice “merci”, no me quedó más remedio que enviarle a la mierda en perfecto castellano.

galibier

Bajamos rápidamente hacia Valloire, un precioso pueblo alpino volcado en el turismo, cogemos agua, nos apretamos “los machos” y venga a seguir dando pedales. Aquí comienza la parte más dura, porque ya vas cansado y ahora ya no quedan revueltas, llegan las largas y rectilíneas rampas que parecen no acabar nunca. Este tramo se me hace larguísimo, a mi y a mis riñones también.

galibier

Llegamos a Plan Lachat, aquí se acaban las rectas y comienza una escalada durísima por una serie de curvas de herradura que nos hacen ganar altura rápidamente. Las vistas son espectaculares pero infunden respeto ya que no hay quitamiedos y la caída vertical es más que notable.

Agujas verticales de piedra nos rodean por todas partes, lo que nos hace sentir insignificantes ante tanta grandiosidad. Cada kilómetro tengo que parar a estirar mi maltrecha espalda, aun así soy feliz, estoy en un sitio especial, nadie dijo que fuera fácil.

col madeleine

Llegó a los dos últimos kilómetros de la ascensión al Galibier, no son duros, son durísimos, pero amigos vaya panorama se va abriendo a mis pies, una última recta un giro a la izquierda y por fin hemos llegado. Pulsaciones altas, pero NO solo por el esfuerzo, sino por la emoción. Estás donde habías imaginado, donde siempre habías soñado. No sabías cuando, ni siquiera sabías si podía ser posible, pero es ahora, lo estás haciendo y lo estás viviendo.

galibier

Necesito algo más de tiempo para recuperarme, la altura se nota, jadeo, me siento en un poyete de piedra, estoy exhausto. Soy feliz, nada más que añadir.

Col de la Madeleine

Seguimos haciendo turismo por la zona y decidimos cambiar de valle, esta vez nos vamos a un pequeño pueblo llamado La Bathie, un sitio tranquilo rodeado de altas cumbres.

Para finalizar nuestro periplo alpino, queríamos intentar ver aunque fuera desde lejos el Mont Blanc, misión harto complicada porque como ya os había dicho la meteorología es muy cambiante, y los días anteriores había estado el cielo totalmente cubierto. Pero bueno, sabíamos que alguna posibilidad teníamos y habíamos visto imágenes del Mont Blanc desde el Col de la Madeleine espectaculares, así que nos pusimos manos a la obra.

col madeleine

Partimos desde el pueblo de La Léchére, porque el trayecto por carretera hasta allí era bastante arriesgado, mucho tráfico y poco arcén.

Las primeras rampas son muy duras, con picos del 11% y el 13% de desnivel ganamos altura a gran velocidad. Estamos entusiasmados porque el día está totalmente despejado y yo me encuentro muy bien (mis riñones también, gracias).

col madeleine

En uno de los giros se abre ante nosotros esa inmensa mole de piedra, hielo y nieve llamada Mont Blanc, se nos ponen los pelos de punta, parece que le tuviéramos al alcance de nuestra mano. Lo habías soñado cientos de veces e imaginabas que sería impresionante, pero las expectativas son claramente superadas. Disfrutas del entorno, de cada pedalada, de cada respiración.

col de la madeleine

Llegamos a la cima del Col de la Madeleine, nos sentamos a disfrutar desde las perspectiva que nos da este puerto de las ascensiones realizadas los días anteriores. Todo se hace más intenso, estos momentos forjan un futuro recuerdo perenne al que nada ni nadie podría ponerle precio. Piensas que probablemente es algo sencillo, que compartes con mucha gente. Algo que muchas personas han hecho, algo que muchas personas van a hacer. Pero este momento es tuyo, tu sueño ha dejado de serlo, es una realidad.

col madeleine

Lo hemos pasado bien, volvemos a casa.