En numerosas ocasiones nos hemos declarado enamorados de esta prueba ciclista, el entorno y el ambiente, por lo que a nadie le extrañará que el pasado 7 de abril los Hellbikers tomásemos, un año más, parte en la increíble y sorprendente marcha de mountain bike, el Rally Marathon Media Extreme Bardenas.
Por temas de conciliación familiar, trabajo y problemáticas varias, tuvimos que ir a la prueba en el día, así que al son del hashtag #dormirestásobrevalorado , nos pegamos el madrugón padre, cargamos todos los bártulos y nos dirigimos hacia la capital de las Bardenas Reales, Arguedas.
La mañana salió bastante fresca y con unos aguaceros persistentes, pero en nuestro corazón íbamos cantando aquella cancioncilla que nos enseñó el optimista Todd Flanders en los Simpson: «Se irán los nubarrones, pasará el temporal. El sol y la alegría de nuevo lucirán…»
No sé si fue por nuestra actitud positiva o por características de la zona, pero al llegar a Arguedas, las nubes dejaron de regar el desierto y el cierzo dejó paso a un bonito cielo azul.
Después de validar las inscripciones, recogimos los dorsales, preparamos las burras y a las 9:00am…¡¡»Pum»!! un estruendoso cohete dio inicio a la prueba. Para variar salimos los últimos, así que nos costó un rato pasar por el arco de salida, pero cuando tuvimos espacio, metimos presión a las bielas y comenzamos a buscar nuestro sitio en un pelotón formado por 800 bikers!
Los primeros kilómetros fueron por carretera así que rodamos muy ligeros. Pasamos Valtierra, cogimos una carretera a la derecha, cruzando por lo que sería el avituallamiento más adelante y en el kilómetro 9, de repente, un tremendo atasco.
La senda Subida a los Valles, un camino estrecho, vertical y con alguna complicación técnica creó un embudo que nos costó cerca de 45 minutos pasar. Una vez superado ese escoyo, la carrera volvió a coger su ritmo habitual.
Senderos estrechos, pasos cerrados, pequeños saltos, caminos técnicos e incluso algunos charcos nos hicieron disfrutar de lo lindo. Lo único que nos recordaba que nos encontrábamos en los alrededores de las Bardenas Reales eran las vistas que nos regalaban los caminos abalconados por los que concurría la prueba.
En el kilómetro 23 paramos para avituallarnos y después de saludar a un montón de gente conocida, nos pusimos de nuevo en marcha.
Con el estomago lleno nos enfrentamos a un tramo de subida que en la edición anterior, si no me equivoco, hicimos a la inversa. Se trata de un terreno roto, de pendiente exigente y que atraviesa unos cañones de tierra rojiza. Señores y señoras, esto es el desierto de las Bardenas!
El trazado a partir de ahí fue algo más relajado, sin tanto sendero, algo más rodador pero con unos cuestorrones de aúpa!
Subimos la famosa Sierra del Yugo, pero no por donde lo hace la Extreme Bardenas, sino por un sendero paralelo donde había bastante gente esperando para ver pasar a sus amigos y familiares.
Rodamos como el viento en dirección hacia Sendaviva y lo bordeamos por los mismos toboganes de la edición 2017. El perfil de serrucho y las terribles palas obligaron a bastante gente a echar pie al suelo en alguna ocasión.
A partir de ahí sólo quedó volar por la pista y, después de sobrevivir al clásico «final sorpresa», proclamarnos finisher de esta magnífica prueba.
Lavamos las bicis, saludamos a más gente conocida, nos metimos entre pecho y espalda un pedazo bocata de txistorra y panceta de los que quitan todas las penas y despedimos el día con una sonrisa que no nos cabía en la cara.
Voy a finalizar el artículo dando las gracias y mi más sincera enhorabuena a toda esa gente de Arguedas por regalarnos semejante día y experiencia.
Nosotros ya estamos contando los días que faltan para volver a vivir la auténtica experiencia del desierto en la XXII Extreme Bardenas 2019, ¿y tú?
Fotos: Emilio Floristán / Club Ciclista Arguedano / Infoarguedas
