Tengo que reconocer que uno de mis muchos defectos es el de ser poco asociativo. Me considero y me consideran un poco “raro” y yo comparto la opinión de los demás y también estoy de acuerdo conmigo mismo. Sólo he querido tener “carnet” del Real Madrid, y más por la ilusión que le hacía a Alberto, mi hijo, que por la mía misma. Pero no pudo ser por mucha demanda, muy poca oferta y ninguna recomendación. ¿Qué por qué hago esta reflexión? La respuesta: Porque, en contra de mis principios y sentimiento, me asocié al club de bici de montaña MTBRIVAS. Y si, me arrepiento de una cosa. No, no me arrepiento de haberme integrado en este magnífico grupo de amigos. NO. Me arrepiento de no haberlo hecho antes. ¿El por qué? Muy fácil. Me reitero, este grupo tiene como objeto disfrutar de la pasión que nos une LA BICI DE MONTAÑA.
Y esta pasión por la bici, no es igual hacer siempre solo. En este grupo, no se compite aunque si hay sus “piques sanos”, se habla, se ríe, se cotillea, se comparte penas, alegría, inquietudes. Si hay un problema mecánico, sobran manos para ayudarte. Si te encuentras indispuesto, no te dejan volver sólo, siempre un par de compañeros te acompañan. Y todo esto se hace con cualquier invitado (autoinvitado) que siempre nos acompañan y, durante el tiempo que comparten rutas con nosotros, pasar a integrarse como un miembro más del Club. Estas son las razones por las que me siento orgulloso de ser uno más en MTBRIVAS.
A esta pasión por la bici, damos rienda suelta todos los domingos por las estepas ripenses y sus cercanías, amén del que puede y quiere, mata el gusanillo también entre semana en citas puntuales con algún compañero. Una vez al mes, tenemos programada una salida fuera de nuestro entorno, la mayoría de las veces a cualquier paraje de la Sierra Madrileña, sin excluir otras zonas próximas. El pasado 30 de Junio nuestro amigo Juanjo (Juan José Alonso), experto y conocer de todo el entorno, nos preparó una bonita ruta por la zona de Colmenar Viejo, adaptándola a un nivel en el que todos, los expertos en rodas entre piedras y pedruscos, y lo menos hábiles en ese terreno, -entre los que yo me encuentro-, pudieran disfrutar de su deporte favorito y de las bonitas vistas que circundan la zona. Y bien que lo consiguió.
Como siempre, todas las rutas domingueras las rematamos de una forma nada original pero muy apetecibles. Las de Rivas, en el “puerto de la Cruz Blanca”, donde nos atienden como nos merecemos. Las de fuera de Rivas, los que pueden quedarse un poco más, hacen su aporte particular de viandas, se reúnen todas, se busca una zona tranquila y se comparten todo, como buenos amigos.
Una pequeña muestra de lo que comentó en estas reflexiones, se refleja en este video. Espero que os guste
