Pulsa «Intro» para saltar al contenido

Desde el otro lado del charco: Cuento de Navidad

“Sólo hay una forma de comenzar a construir tu sueño: dejando de hablar y comenzando a hacer” Walt Disney.

Estaba empezando a escribir mi siguiente artículo de opinión, cuando en un descanso que estaba durando más de lo esperado (y es que a veces es bueno desconectar un rato, tomar aíre y volver con nuevas perspectivas) me topé con un artículo en el blog de Hilario Real Millas. Como era un tema que también tenía anotado en mi cuaderno desde hace algún tiempo para un próximo artículo, ni corto ni perezoso decidí dejar mis primeras líneas en la carpeta de archivos de mi iniciado artículo y empezar uno nuevo revisando mis notas y haciéndome eco de lo escrito por Hilario. El tema en cuestión versaba sobre  la «técnica de la visualización» para la consecución de resultados en el deporte y  como nos puede servir algunas técnicas de concentración y entrenamiento neuronal para aprovecharlas para mejorar en nuestros retos deportivos.

Dicho así, parece que voy a escribir una disertación al más puro estilo de Eduard Punset sobre cómo alcanzar el éxito personal y bla, bla, bla. Pero tranquilos que no van por ahí los tiros. Para eso ya están los profesionales del péndulo y el Prozac.

Simplemente me hago eco de esta técnica, de sobra conocida en el ámbito deportivo y con efectos positivos más que probados, ya que es perfectamente válida para aplicarla en nuestra vida cotidiana como una herramienta más (sumada a las anteriormente comentadas en otros artículos) y como aprovecharla para intentar alcanzar nuestro éxito personal/profesional.

La mencionada técnica de la «visualización» no es nueva, ni mucho menos. Es más, seguramente la hayamos utilizado en más de una ocasión a lo largo de nuestra vida, sin darnos cuenta que lo estábamos haciendo. ¿Cuántas veces hemos «soñado despiertos» como si de verdad estuviéramos viviendo una secuencia real de nuestra vida? o ¿Cuántas nos hemos encontrado momentos previo a un examen, una entrevista de trabajo o cualquier otro reto cotidiano al que hemos tenido que enfrentarnos, tratando de imaginar cómo iba a ser éste unos minutos u horas previas y lo hemos preparado mentalmente?  ¿O los que montamos en bici, cuántas veces al hacer un descenso no hemos imaginado la trazada correcta para enfilar la curva al final de la bajada sin partirnos los dientes?

[quote_center]»Cierra los ojos, imagínate cruzando la meta haciendo una gran marca, logrando tus objetivos tal y como soñarías verte el día de la competición. Crea los circuitos del éxito en tu cerebro; será más fácil alcanzarlo si al menos ya lo has vivido en tu mente».[/quote_center]

Como veis, hay un sin fin de situaciones cotidianas en las que se pone a prueba nuestra capacidad imaginativa para cuestionarnos como actuaremos en una situación dada en una época futura. Pues en esto, ni más ni menos, consiste la técnica de «visualización», que no es otra cosa que una forma (técnica) de entrenar nuestra «autoconfianza» a través de nuestras redes neuronales «viviendo» previamente en nuestra mente lo que más tarde se llevará a cabo en la vida real. Dicho de una manera más simple, buscaremos entrenarnos emocional y mentalmente para creernos que somos capaces de hacer lo que nos propongamos,  Todo ello a través de un simple entreno de nuestras actitudes y capacidades para aprovecharlo en la planificación de nuestros retos. Esto es importante, ya que para logar cualquier objetivo lo primero que debemos hacer en mentalizarnos, imaginarnos realizando el reto en cuestión, visualizando los posibles errores y así minimizar los posibles riesgos en una situación real, es decir, iremos fortaleciéndonos mentalmente mientras vamos generando impulsos positivos que nos van dando más confianza y que nos ayudarán a pulir nuestras técnicas y eliminar los posibles inconvenientes que se puedan presentar una vez que estemos frente a ellos realmente. Ya que si antes de comenzar un reto no creemos realmente que somos capaces de alcanzarlo, mejor no intentarlo y no perder el tiempo (y/o dinero).

Como dice Hilario, solo hace falta invertir unos minutos e imaginarte a ti mismo como el mejor en tu campo, seas corredor de fondo o corredor de seguros. Es fácil de poner en práctica, solamente hay que dedicar unos minutos a la semana a repetir una secuencia de imágenes en la mente realizando la actividad para la que te estas entrenando y en la que quieres mejorar: «Cierra los ojos, imagínate cruzando la meta haciendo una gran marca, logrando tus objetivos tal y como soñarías verte el día de la competición. Crea los circuitos del éxito en tu cerebro; será más fácil alcanzarlo si al menos ya lo has vivido en tu mente».

Como comentaba anteriormente, esta técnica no solo es aplicable para mejorar el rendimiento y conseguir logros en el ámbito deportivo. También es aplicable en general para mejorar en cualquier aspecto de la vida. Yo suelo utilizar esta técnica a menudo (aunque a veces se confunde con los «pájaros en mi cabeza») y me ha ido muy bien. Hace unos días me sirvió para superar unos exámenes prácticos de mecánica de bicicleta un tanto difíciles, donde cuando no podía estar practicando en el taller, solo me quedaba repasar las secuencias mentalmente en mi cabeza, una y otra vez, hasta que en mi mente salían perfectamente. Fue tan bueno el fortalecimiento mental y eliminación de posibles dudas y errores a través de esta técnica, que como resultado el día del examen final y después de más de dos horas largas realizando varias pruebas salió todo perfecto. Esto como digo, fue en gran parte gracias a que los días previos dediqué tiempo cuando no podría hacer prácticas reales a imaginarme el día del examen realizando las operaciones mecánicas que seguramente podrían requerirme. Por lo que llegado el día no tuve dudas de nada en ningún momento.

posible

Obviamente como todas las técnicas, hay que tener muy claro los objetivos que perseguimos y deseamos alcanzar, debiendo ser realistas y marcarnos hitos mensurables y alcanzables. Ya que a veces confundimos la aplicación de esta técnica con lo que comúnmente conocemos con «el cuento de la lechera» pues aunque prácticamente es lo mismo, ya que ambas no dejan de ser una mera consecución de imágenes en nuestro cerebro de hitos (deseos) que esperamos que se materialicen tal y como los vivimos en nuestra mente, la diferencia principal radica en saber mantenerse con los «pies en el suelo» y discernir lo realmente alcanzable de lo fantasioso, es decir, lo que con trabajo duro y esfuerzo es realmente posible de alcanzar de los «pájaros en la cabeza» que también suelen anidar en la mayoría de nosotros y que no son más que pensamientos fantasiosos difícilmente realizables. Una cosa es desear mejorar nuestro revés de tenis y soñar con ser Rafa Nadal. Algunos estarán capacitados para ello, pero siendo sinceros, la mayoría tendremos que redefinir nuestros objetivos a nuestras cualidades  reales. Pues hay más variables que las psicológicas y las físicas a la hora de intentar alcanzar ciertas metas, seas deportista o emprendedor

Normalmente esta técnica de “visualización” se utiliza para encarar retos a los que nos vamos a afrontar en un breve espacio de tiempo. Pero por qué no también utilizarla para aquellos retos de media o larga duración como puede ser emprender un nuevo negocio, prepararse una maratón, unas oposiciones o simplemente realizar un cambio de vida personal o profesional. Lo realmente importante, como apunté anteriormente, es creerse realmente que somos capaces de alcanzar el objetivo que nos marquemos, debemos creer en nosotros mismos (llave del 2), pues como siempre digo a veces nosotros mismos somos nuestro peor enemigo y al que primero tenemos que convencer de que somos más que capaces de mejorar en todo aquello que nos propongamos, levantando el trasero de nuestra zona de confort y dando el primer paso.

Recordad que mejorar en algún aspecto deportivo o faceta de nuestra vida personal/profesional es posible, pero solo si queremos llegar a ser especialmente destacables en algo, además, debemos de desarrollar otras actitudes (herramientas) que si bien, en la mayoría de los casos hay que trabajarlas dura y constantemente hasta llegar a dominarlas. Solo creyendo en nosotros mismos sabremos sacar todo el partido necesario a nuestras aptitudes, aunque éstas hayan estado dormidas mucho tiempo en nuestro interior. Éstas serán las que sabiendo utilizarlas correctamente nos ayudarán a mejorar y allanar el camino hacía nuestros objetivos, pues crearan en nosotros un elemento diferenciador frente a nuestros adversarios u obstáculos. Pero para eso tenemos que entrenar con dichas herramientas, incluyendo la mencionada técnica de «visualización», que usándola racionalmente nos hará ganar confianza en nosotros mismos e inundaremos nuestra mente de impulsos positivos que nos servirán para enfrentarnos a nuestros retos de una manera más positiva, minimizando errores y generando mayor capacidad de autoconfianza.

Ahora que acaba el año y que la mayoría de nosotros nos ponemos a elaborar la lista con los nuevos propósitos de cara al Año Nuevo, deseando cambios que mejorarían nuestra calidad de vida personal o profesional, qué mejor que imaginarnos realizando (visualizando) todo aquello que deseamos conseguir y lo plasmemos en ese listado de propósitos (plan de acción personal) con los objetivos y metas a conquistar. Salid de vuestra «zona de confort» y dad el primer paso. No esperéis a que nadie os pregunte ¿Cómo te imaginas tu vida dentro de unos años?, pregúntatelo a ti mismo, visualiza la respuesta y escribe tu propio «cuento de Navidad» con el final que siempre soñaste tener.

Este es el enlace de Hilario  para que le echéis un vistazo.

Hasta pronto.