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Crónica de la III edición de la Leitzulia BTT

Cuna del polifacético deportista rural Iñaki Perurena y escenario de la exitosa película “Ocho apellidos Vascos”, Leitza cuenta con un producto autóctono propio que la ha convertido en lugar de peregrinaje para los adictos a la bicicleta de montaña, el Valle de Leitzaran.

De todas las variadas excusas para ir a visitar el variopinto municipio navarro, pero ha sido la travesía BTT que organizan la que nos ha llevado a los bikers de Iberobike a Leitza, que con tan solo tres ediciones, se ha ganado la categoría de imprescindible en el calendario de cualquier biker que se precie.

Después del habitual madrugón del fin de semana, aparcamos en el IES Amazaban, donde habían habilitado un enorme aparcamiento, para que nadie se tuviera que preocupar demasiado por donde dejar el coche, ya que si hay algo complicado en este coqueto pueblo, es aparcar.

Antes de ir al ayuntamiento a por los dorsales, reunimos al equipo que nos íbamos a enfrentar a la III Leitzulia: Javier Fernández (Pro Evasion Bike), Israel Carreras (Dj Loro) y el que escribe estas líneas, Raúl Alvarado. Más adelante se nos uniría Iban Etxague, corredor del CC Abárzuza, organizador de la BTT de ese pueblo y joven promesa de nuestro deporte.
A las 9:00am y a golpe de Rock, comenzamos a desgranar poco a poco la madeja multicolor formada por más de 300 bikers.

Después de la tradicional vuelta alrededor del pueblo, cogimos la Vía Verde del Plazaola, pero estos 6 kilómetros iníciales no fueron suficientes para estirar el pelotón y en la primera cuesta seria del recorrido, nos tocó echar pie al suelo.

En vez de desgastar energías intentando encalar en semejante amasijo de bicis, superamos andando la rampa y cuando el tránsito se relajó, volvimos a subir. En ese momento, Loro, que había tenido mejor suerte, nos había sacado una ventaja importante que mantuvo durante toda la prueba.

Con unas rampas que llegan al 15% alcanzamos el primer pico de la jornada, el Petriketa (1.057m), donde la niebla parecía resistirse a dejarnos. La visión era casi nula, pero el excepcional marcaje nos permitió movernos por el track sin ningún percance.
Quisiera hacer especial hincapié en la impresionante vista aérea de Leitza y todo el valle que ofrece el descenso que viene a continuación. Sin palabras.

Después de cruzar el Alto deEzkurra, sobre el kilómetro 17, pudimos disfrutar de un completo avituallamiento, donde nos metimos entre pecho y espalda unos bocatas de serrano que nos sentaron de cine.

Continuamos pedaleando por un entorno de una belleza inmensa, por unos bosques llenos de misticismo y mágia. Robledales, hayedos, helechos, pasos de agua…un placer para los sentidos.

En el kilómetro 33 pudimos disfrutar del segundo avituallamiento, pero esta vez controlamos un poco más la ingesta, ya que acto seguido vendría una exigente pala y tampoco era plan de echar la papilla allí mismo.

Nos encontrábamos a escasos 300 metros para terminar la despiadada escalada, cuando noto un latigazo en la bici y oigo salir todo el aire de mi rueda trasera.

En un principio pensé que había destalonado, pero al ver que el aire salía tan rápido como entraba, me di cuenta de que había roto un radio y había perforado el sellado, por lo que además de aire, la rueda chorreaba líquido tubeless.

Con mi montura herida de gravedad, pedí a mis compañeros que continuaran con la prueba y disfrutaran del increíble descenso que teníamos a nuestros pies.
Cargué mi fiel compañera al hombro y desanduve los casi 3km que me separaban del puesto de asistencia situado en el avituallamiento anterior.

Después de valorar cual era el vehículo más adecuado, un par de colaboradores muy dicharacheros me bajaron a Leitza, donde me volví a reunir con mis compañeros Javi y Loro.

A nivel de anécdota, contaros que justo antes de la salida, a un chico se le estropeó la pinza de freno y la organización de la Leitzulia, le prepararó una bici y le llevaron en coche hasta el km8 para que pudiera reunirse con su compañero y disfrutar de esta preciosa marcha.

En el calendario nuestro calendario podemos encontrar pruebas de todo tipo, que van desde la más humilde hasta auténticos circos, pero puedo aseguraros que pocas son tan entrañables y esperadas como lo es la Leitzulia.

Nosotros ya hemos iniciado la cuenta atrás de la siguiente edición, ¿Te la vas a perder?